Miércoles 25 de diciembre de 2024

Francisco: 'Una liturgia sin la unión del hombre con Dios es una aberración'

  • 10 de mayo, 2024
  • Ciudad del Vaticano (AICA)
El pontífice lo afirmó al recibir a profesores y alumnos del Instituto Superior de Liturgia del Ateneo Universitario Sant Pacià, de Barcelona. "Ese encuentro en torno a Dios es de todos", recordó.
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El Papa Francisco recibió este viernes 10 de mayo, en la Sala del Consistorio del Vaticano, a los profesores y alumnos del Instituto Superior de Liturgia del Ateneo Universitario Sant Pacià, de Barcelona, España, a quienes les pidió: “El hombre es para la liturgia, porque es para Dios, pero una liturgia sin esta unión del hombre con Dios es una aberración”.

A los estudiantes, el Santo Padre les recordó que es importante que, en sus estudios, se reflexione sobre la necesidad de buscar esta unión con el Señor y sobre los medios que Él, a través de la Iglesia, nos ha dado para alcanzarla.

“La liturgia nos recuerda además que este encuentro en torno a Dios es de todos”. Por ello, la Iglesia, como Pueblo convocado, indicó el Papa, se entrega a la búsqueda de su fin más esencial, aquel que se perpetuará en la Jerusalén celeste, cuando nos unamos a los coros angélicos en el canto del tres veces Santo.

“El hombre es para la liturgia, porque es para Dios, pero una liturgia sin esta unión del hombre con Dios es una aberración. Y aquí una aberración, por ejemplo, sería, una liturgia esclava del ‘rubricismo’, por ejemplo, que no favorece la unión con Dios”, sostuvo.

En este sentido, al proponer una lección para todo cristiano y para todo liturgo, el Papa señaló que san Benito, en los albores del discernimiento vocacional de sus monjes, nos pone como criterio, para ver si se busca verdaderamente a Dios, el hecho de que el candidato esté pronto para la obra de Dios, para la participación en la liturgia divina, en su sentido de encuentro personal y comunitario con Dios.

“Pero sin olvidar esa misma urgencia para la obediencia, es decir, para el servicio, para vivir el mandato supremo del amor fraterno en lo que Dios nos pida; y para las humillaciones, abrazando la cruz, dejándose modelar por Dios y tocando la llaga abierta del Señor en los miembros de su Cuerpo místico”, profundizó.

Tabernáculos de Dios entre los hombres
Antes de impartirles la bendición, el Santo Padre los alentó a seguir trabajando para hacer vida nuestra liturgia cotidiana, para que exprese, cuestione y nutra esta relación con Dios.

“De esa forma, nuestras comunidades serán ‘tabernáculos de Dios entre los hombres’, que buscan en su oración ‘el invisible latido del corazón del Esposo’. Almas ‘que no sólo amen, adoren, alaben, sino que consuelen, reparen y expíen’, comprometidas con la gloria de Dios y el bien de los hombres”, concluyó.+