El Vaticano instituye un grupo de trabajo para "la excomunión de todas las mafias"
- 10 de mayo, 2021
- Ciudad del Vaticano (AICA)
La Santa Sede lo anunció este domingo 9 de mayo, coincidiendo con la beatificación en Agrigento del magistrado siciliano asesinado por la mafia en 1990.
El Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral anunció el domingo 9 de mayo -coincidiendo con la ceremonia de beatificación en Agrigento (Italia) del magistrado siciliano asesinado por la mafia en 1990- la creación de un Grupo de Trabajo sobre la excomunión a las mafias”.
“Para honrar a Rosario Livatino, el primer magistrado beatificado en la historia de la Iglesia, que ejerció con valentía su profesión como misionero laico, se ha constituido en el Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral un Grupo de Trabajo sobre la "excomunión a las mafias", con el objetivo de profundizar en el tema, colaborar con los obispos del mundo, promover y apoyar iniciativas”, anunciaba el comunicado del Dicasterio.
La iniciativa es un paso más en el compromiso sobre este tema del Dicasterio presidido por el cardenal Peter Turkson, que ya había creado, en agosto de 2018, una red global internacional contra la corrupción, el crimen organizado y las mafias.
“Que el beato Livatino, mártir de la justicia, sea ejemplo de legalidad para todos"
El papa Francisco, al final del Regina Coeli de este domingo, rindió homenaje a este "mártir de la justicia y la fe".
"En su servicio a la comunidad como juez íntegro, que nunca se dejó sobornar, trató de juzgar no condenar sino para redimir”, dijo el pontífice desde la ventana del Palacio Apostólico.
"Su obra lo puso siempre bajo la protección de Dios, por lo que se convirtió en testigo del Evangelio hasta su heroica muerte. Que su ejemplo sea para todos, especialmente para los magistrados, un aliciente para ser fieles defensores de la legalidad y la libertad".
Beato Rosario Livatino
La ceremonia de beatificación del joven magistrado fue presidida por el cardenal Marcello Semeraro, prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos, tuvo lugar el domingo 9 de mayo, en la basílica del siglo XII en Agrigento, adornada con palmeras, símbolo del martirio, donde se destacaba una pintura del magistrado con la toga, descubierto tras leer la fórmula de beatificación.
Pocos estuvieron presentes en la ceremonia presidida por el cardenal Marcello Semeraro, prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos. Sin embargo, todo un pueblo participó, vía TV, web streaming o simple oración, en esta tan esperada celebración.
Una gran fiesta para la región, como lo demuestran las sábanas blancas y carteles colgados ayer por toda la ciudad y en muchos otros lugares de Sicilia. Empezando por ese Canicattì donde vivía el joven magistrado y donde, en la mañana del 21 de septiembre de 1990, murió a manos de un comando mafioso que se acercó en moto a su Ford Fiesta y, tras una fuga desesperada, lo mató en medio de la emboscada.
Una escena sangrienta, de la que hoy, después de 31 años, permanecen en la camiseta esas manchas de sangre coagulada que hasta ahora han sido un "hallazgo" en los distintos juicios en el Juzgado de lo Penal de Caltanissetta. La Curia de Agrigento solicitó y obtuvo de forma temporal la encomienda de este tipo de reliquia, que quedará expuesta para la veneración de los fieles en su estuche plateado donde se evidencian las palabras "Código Penal-Evangelio".
Estas dos palabras constituyen una síntesis de cuáles fueron las líneas maestras de la vida y obra de Livatino: justicia y fe. "Una justicia sustentada en la credibilidad de quienes se gastan hasta el punto de dar la vida por la justicia", dijo el cardenal Semeraro en una intensa homilía. "Murió perdonando a los asesinos", subrayó el cardenal al proclamarlo beato y recordar que su fiesta se conmemorará cada 29 de octubre.
El arzobispo de Agrigento, cardenal Francesco Montenegro, por su parte agradeció al Papa haber inscrito a este hijo de la tierra de Sicilia en el registro de mártires: "Es el primer juez proclamado mártir por la fe profesada y presenciado hasta el derramamiento de sangre ".
"Lo vivido nos hace responsables de dar testimonio del Evangelio con valentía con una vida de fe sencilla y creíble como la del juez Livatino", añadió el cardenal, expresando la concreta esperanza "de que esta tierra de Sicilia, que lamentablemente todavía sufre por la mentalidad mafiosa, atesore esta lección ".
El pensamiento del cardenal Montenegro se dirigió a "los numerosos magistrados, agentes del orden, políticos y cuantos otros han sido víctimas de la violencia de los delincuentes, pero también a los que se dirigió el grito de San Juan Pablo II".
Ese sentido llamamiento, "Conviértanse", que -recordó el cardenal Montenegro- el pontífice polaco planteó este mismo día, 9 de mayo de 1993, justo bajo el cielo de Agrigento, en el Valle de los Templos, y justo después de reunirse con los padres del juez Livatino.+