Miércoles 25 de diciembre de 2024

Jerusalén: el patriarca les agradeció a los cristianos locales 'su valentía y su fe'

  • 25 de marzo, 2024
  • Jerusalén (Tierra Santa) (AICA)
"No están solos", les expresó el patriarca latino de Jerusalén en el Domingo de Ramos y, a los peregrinos de todo el mundo, los exhortó a "no tener miedo de volver a Tierra Santa".
Doná a AICA.org

“Toda la Iglesia de Jerusalén está unida y agradece su testimonio de fortaleza y valentía”, expresó el cardenal Pierbattista Pizzaballa, patriarca latino de Jerusalén, el Domingo de Ramos, dirigiéndose a los cristianos que no podrán participar en los oficios de la Semana Santa por la grave situación causada por la guerra.

Pizzabala recordó que quienes viven bajo los bombardeos “saben bien lo difícil que es permanecer dentro de esa noche terrible que parece no acabar nunca” y “resistir unidos y firmes, dentro de la violencia que los rodea y del hambre”. El cardenal recordó que la Iglesia está ahí para que “esta noche pase cuanto antes” y que para todos “llegará la aurora del tercer día, el anuncio de la Resurrección”.

El patriarca también dijo a los peregrinos de todo el mundo que, por la situación de grave tensión, no han podido viajar a Tierra Santa para vivir el Triduo Pascual: “No tengan miedo” de volver, aseguró. Aunque la tierra de Jesús, aunque santa, esté hoy “herida, porque está invadida por tanto odio y rencor”, el amor hacia ella no cambia. Es amor hacia una “ciudad sagrada para todos, pero a menudo profanada” por sus propios habitantes, donde “servir a Dios y servir al hombre” deberían coincidir, pero, “en cambio, parecen dos extremos que nunca se encuentran”.

El cardenal Pizzabala envió un mensaje de esperanza al constatar que, a pesar de la guerra, también este año se celebró la “entrada triunfal de Jesús en la Ciudad Santa”, en un momento en el que “es aún más importante y necesario gritar con fuerza que Jesús es nuestro Mesías”. Y aunque en estos meses uno se haya sentido “perdido, desconcertado, solo y sin referencia, aplastado por tanto odio, por una terrible guerra que parece no acabar nunca y que hace crecer cada vez más el miedo”, los cristianos de Tierra Santa “no se sienten desanimados, al contrario, gritan con fuerza que su referencia es Jesucristo”.

Finalmente, pidió que la paz descienda sobre Jerusalén y que haya “una cordial y sincera acogida del otro, una tenaz disponibilidad a la escucha y al diálogo, caminos abiertos en los que el miedo y la sospecha dejen paso al conocimiento, al encuentro y a la confianza, donde las diferencias sean una oportunidad para el compañerismo y no un pretexto para el rechazo mutuo”.+