Cómo se gestó la visita del Papa a una aldea portuaria de Papúa Nueva Guinea
- 6 de septiembre, 2024
- Buenos Aires (AICA)
El sacerdote argentino Martín Prado contó a AICA las motivaciones y circunstancias que llevaron al pontífice a decir sí a la invitación a acudir el próximo 8 de septiembre a la comunidad de Vánimo.
El padre Martín Prado, del Instituto del Verbo Encarnado (IVE), fue uno de los promotores de la visita del Papa Francisco a Vánimo, el pequeño puerto aislado de Papúa Nueva Guinea.
El pontífice llegará el próximo 8 de septiembre a esa aldea, para reencontrarse personalmente con el misionero argentino y su comunidad, a modo de devolución de atenciones por la visita que le hicieran en 2019 en el Vaticano.
En 2019, el padre Prado fue a Italia con un grupo de 18 feligreses de Papúa Nueva Guinea.
"Fue un viaje muy especial, contó el sacerdote a AICA, totalmente dependiendo de la Providencia, comiendo de lo que nos daban y viviendo en conventos y seminarios; y, así como fue providencial, también pudimos tener una entrevista con el Papa Francisco, que ni yo la buscaba y menos me la esperaba", detalló.
Fue por insistencia de sus feligreses que querían ver al Papa y entregarle los regalos que le habían traído. El misionero afirmó que un sacerdote italiano le dijo, con mucho sentido común y paternal, "poné todos los regalos en una bolsa, escribí una carta y dáselo a la guardia que está en la Puerta de Santa Ana (en el Vaticano) y ellos se lo entregarán. Así lo hicimos".
Al otro día, la sorpresa fue mayúscula cuando el secretario del pontífice le escribió comentando que el Papa quería verlos: "Vengan a visitarme, vengan a verme por favor si están todavía por acá", fue el mensaje de Francisco.
Así fue como compartieron un cálido encuentro de casi media hora con Francisco en la Casa Santa Marta, donde les pidió a los papuanos que le expliquen qué era cada regalo y el significado que tenían.
"El Papa con un gran corazón como siempre, con los más lejanos, los necesitados, los más simples", se emociona el sacerdote recordando ese encuentro que marcó el inicio de un intercambio y contacto permanente entre él y el Santo Padre.
"Siempre se interesa por Papúa, por la misión, por el trabajo que hacemos acá, la ayuda que se puede dar a la gente, la cercanía, el llegar a los lugares más lejanos, más necesitados, dentro de la selva, a veces solo en canoa, caminando y llevarles el Evangelio, siempre acompañado de la caridad", destacó y se sinceró: "Creo que fue ese contacto que se generó que lo hizo decidir venir hasta este rincón de Papúa. Como dicen por acá, nosotros lo fuimos a visitar, entonces ahora nos está devolviendo la visita".
Una Virgen morenita que se quedó junto al río
La misión en Papúa Nueva Guinea del Instituto del Verbo Encarnado, lleva ya 27 años, hasta ahora siempre fueron misioneros argentinos, pero desde el año pasado se sumó un mexicano y este año otro de Sri Lanka y se estaría por sumar un norteamericano.
Atienden una parroquia, dos colegios, ahora uno secundario. El obispo de Vánimo les encargó -hace unos 25 años- que fundaran el seminario diocesano local y ya cuentan con vocaciones locales: "Hay tres seminaristas papuanos, uno cursando la teología, dos la filosofía, en nuestro seminario en Filipinas", detalla Prado.
Junto con los sacerdotes, las religiosas de las Servidoras del Señor y la Virgen de Matará, que atienden un hogar para niñas en situaciones vulnerables y el centro pastoral, donde se forman los catequistas y líderes de oración que son los que se adentran en la selva, a los lugares donde el sacerdote no puede llegar.
El padre Martín contó que hace unos cinco años atrás, el obispo les encargó una cuasi parroquia, en un terreno vastísimo donde hasta ahora nunca había llegado un misionero. Son once las comunidades católicas que han ido fundando durante estos años, "algunas más grandes, más fuertes, otras más chicas", precisó, pertenecientes a once aldeas muy lejanas una de la otra.
Entre los proyectos futuros está la construcción de un hogarcito para personas con discapacidad.
También las religiosas cuentan con vocaciones locales, dos profesas papuanas, que ya hablan muy bien el español, una de ellas estuvo destinada en La Plata.
"Es una relación muy interesante que se da entre Papúa y la Argentina y entre Papúa y la Virgen de Luján", concluyó el padre Prado y agrega: "La Virgen, es morenita como son ellos y se quiso quedar junto al río, como están todas nuestras aldeas y a la Virgen la cuidó el negrito Manuel, así que le han tomado mucho cariño, le componen canciones y ahora les trae hasta su casa al Santo Padre Francisco".+