Celebran el centenario del nacimiento del primer periodista beato
- 10 de agosto, 2020
- Jaén (España) (AICA)
El 9 de agosto se cumplieron 100 años del nacimiento de Manuel Lozano Garrido, "el beato Lolo", llamado a ser el patrono de los periodistas.
La diócesis de Jaén (España) celebró el 9 de agosto el centenario del nacimiento del beato Manuel Lozano Garrido, popularmente conocido como Lolo. El periodista que pasó enfermo y en una silla de ruedas la mayor parte de su vida, pero que a pesar de la adversidad en la enfermedad quiso ser testigo, con su vida, del amor de Dios a través de sus escritos y de sus proyectos periodísticos.
Monseñor Rafael Higueras Álamo, postulador de su causa de beatificación y amigo personal de Lolo, presidió una Eucaristía en la basílica de Santa María la Mayor, de Linares, ciudad natal del beato y templo donde fue bautizado.
En torno a esta efeméride, el 13 de agosto se ofrecerá una ponencia sobre la figura y la espiritualidad del beato periodista, y el 14 una vigilia de oración.
Será el 5 septiembre, recuerdo de su bautismo, cuando de forma oficial y presidido por el obispo de Jaén, monseñor Amadeo Rodríguez Magro, dé comienzo el Centenario que se extenderá hasta el 12 de junio de 2021, undécimo aniversario de su beatificación.
Por este motivo, el prelado del Santo Reino hizo pública una pastoral en recuerdo de Lolo, ponderando sus facetas más personales.
“El 9 de agosto y el 5 de septiembre tendremos la oportunidad de cantarle: ¡Cumpleaños feliz! Lo haremos con la convicción plena de que nunca habremos cantado esa sencilla y familiar melodía con una conciencia tan cierta de que a quien se la dirigimos, es plenamente feliz. Esos días se cumplen 100 años del nacimiento y del bautismo de “Lolo”. Él los celebra en el cielo, pero, también, lo hará con nosotros en la Iglesia de Jaén, que lo felicitará con el culto y la veneración que le corresponde a los beatos”, escribe el obispo en su mensaje.
“Nosotros -añade el prelado- haremos, desde nuestro afecto y devoción, su carnet de identidad en el que se dibujen los más luminosos destellos de su santidad, aquellos que hoy sabemos que inspiran la vocación a la que estamos llamados los que vivimos “en la puerta de al lado de Lolo”, en cualquier lugar del mundo, porque los santos son universales y modelo para todos.
“La Eucaristía era para Lolo -concluye el obispo de Jaén- el secreto de su fortaleza interior: le transmitía la energía necesaria para realizar su obra. Sentía su vida “tutelada” por Jesús sacramentado. En la enfermedad siempre pudo mantener un diálogo vivo con el Señor, justamente por la celebración de la Eucaristía en el altar que tuvo en su habitación. Era allí donde tenía “mesa redonda con Dios” y es de allí de donde salía, también, su más profunda fecundidad como escritor. Enfermo y escritor fueron los dos servicios que ofreció en los últimos días de su vida”.
Lolo fue un escritor y periodista incansable con una particularidad: la mayor parte de su vida profesional la desarrolló gravemente enfermo, en una silla de ruedas e incluso los últimos 10 años ciego.
Su vida no fue nada fácil. Nació en la localidad española de Linares un 9 de agosto de 1920. Su padre falleció y su madre tuvo que salir adelante con 7 hijos. Cuando Lolo tenía 15 años perdió también a su madre. Lolo encontró la fuerza en la fe, en la Eucaristía. Desde muy joven perteneció a la Acción Católica. Era un muchacho lleno de iniciativas y energías, pero con solo 22 años le sobrevino una enfermedad degenerativa.
Los constantes dolores no hicieron sin embargo que mermase su curiosidad y su amor por la palabra escrita. Quienes lo conocieron dicen que nunca se quejaba. Las puertas de su casa siempre estaban abiertas para todos. Cuando no podía escribir con una mano, lo hacía con la otra. Si se le caía el bolígrafo, se lo ataban a la muñeca. Después pasó a la máquina de escribir que podía usar porque tenía algo de movilidad en los dedos. Incluso durante la misa, la colocaba en el altar. Así escribió el “decálogo del periodista” que el papa Francisco recordó en un encuentro con comunicadores.
“Pese a la enfermedad que lo obligó a vivir 28 años en una silla de ruedas, no dejó de amar su profesión. En su “decálogo del periodista” recomienda “pagar con la moneda de la franqueza”, “trabajar el pan de la información limpia con la sal del estilo y la levadura de la eternidad” y no servir “ni pasteles ni platos picantes, sino el buen bocado de la vida limpia y esperanzadora” ¡Realmente un buen ejemplo a seguir!”
Para Lolo el periodismo debía ser “noble, limpio y esperanzador”. Trabajó todos los días de su vida con alegría hasta que falleció el 3 de noviembre de 1971 como consecuencia de su enfermedad. Antes dejó más de una docena de libros, escritos y artículos sobre todo tipo de temas. También fundó los grupos Sinaí. Personas enfermas y conventos de clausura que rezan por los periodistas.
Su causa de beatificación comenzó en 1994. Fue elevado a los altares como beato en una ceremonia en su Linares natal en 2010. El primer periodista beato.+