Miércoles 25 de diciembre de 2024

Card. Rossi: 'Quienes no se indignan por la dura realidad, no aman a su pueblo'

  • 6 de diciembre, 2024
  • Córdoba (AICA)
El arzobispo presidió la misa por el Día del Voluntariado en una iglesia jesuita, donde destacó que los voluntarios tienen "la capacidad de transformar la caída en vuelo y la pérdida, en fecundidad".
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El cardenal Ángel Rossi SJ, arzobispo de Córdoba, presidió la misa de acción de gracias por el Día Internacional del Voluntariado, que se celebra el 5 de diciembre, establecido por la ONU para reconocer las acciones de miles de personas en favor de los que menos tienen.

La celebración eucarística fue en la iglesia de la Compañía de Jesús de la ciudad de Córdoba, construida en el Siglo XVII, por la que pasaron san Alberto Hurtado, san Roque González y el Santo Cura Brochero, entre otros, y de la que el purpurado fue superior antes de haber sido designado arzobispo.

El cardenal Rossi es el inspirador de Manos Abiertas, una fundación que en Córdoba funciona desde 2001, con obras que incluyen personas de la calle, enfermos terminales sin familia ni obra social, un hogar de niños judicializados y una escuela en las Altas Cumbres, entre otras.

La organización se sostiene gracias a la tarea coordinada de unos mil voluntarios solamente en Córdoba, además de otro tanto en las obras que Manos Abiertas anima en once ciudades del resto del país.

El arzobispo fue asesor espiritual de la fundación desde sus orígenes hasta su designación episcopal, promoviendo como sostenes de la iniciativa a los voluntarios y a los "patroncitos," como se los llama a quienes son atendidos, replicando el término que san Alberto Hurtado aplicaba a quienes acudían para ser ayudados en su Hogar de Cristo.

En su homilía, el cardenal Rossi se valió, además de los textos bíblicos propuestos por la liturgia, de escritos del Papa Francisco, entre otros, y de un artículo publicado hace pocos días por Joaquín García Roca, valenciano traspasado por las consecuencias de la DANA y un referente mundial en cuestión de voluntariado, amigo de Manos Abiertas.

Del artículo de García Roca "Caminos  de esperanza en la catástrofe", publicado por la Fundación Hugo Zárate, el arzobispo cordobés invitó a celebrar "el trabajo de un grupo de hermanos y hermanas que no quieren que su vida sea un 'Señor, Señor', sino que a la Palabra escuchada del Señor la ponen en práctica, que intentan encarnar, que hacen gestos los verbos".

"Somos testigos de que las realidades que tocan las puertas de nuestras obras hacen que nuestra esperanza personal, social, política y cultural, esté herida, golpeada y dañada, hasta instalarnos en la zozobra colectiva e incertidumbre sobre el futuro. Sin embargo, la esperanza brota en la emergencia. La esperanza en la emergencia tiene la lógica de la hospitalidad, la proximidad, la amistad social y la fraternidad universal: donde está la perdición, está la salvación", destacó.

"La esperanza es una pasión militante y creativa, que puede cambiar el curso de las cosas y abrir senderos inéditos", agregó, y profundizó: "La esperanza implica el coraje de comenzar cuando parece inútil, y comenzar de nuevo cuando lo construido se ha derrumbado".

El cardenal Rossi señaló asimismo que "el voluntariado tiene la capacidad de transformar la caída en vuelo y la pérdida, en fecundidad", y sostuvo: "Los voluntarios, porque somos humanos, hemos nacido para comenzar, para tomar iniciativas y convertirnos en precursores de algo nuevo".

"Con acciones concretas, incondicionales, empáticas y organizadas, [los voluntarios] forman una comunidad de conmovidos,  que se sienten afectados e interpelados, y responden con exigencia y responsabilidad; estiman y celebran las conquistas, y se reconocen como actores secundarios, vulnerados con los vulnerados, ayudantes y ayudados", subrayó.

"Quienes no son capaces de indignarse por la dura realidad, es que no aman realmente a su pueblo", advirtió.

El arzobispo consideró que "hacerse conscientes de que muchas veces nos invade el cansancio sirve, según algunos autores, para ver cómo, paradójicamente, rejuvenece, da una juventud que nunca se ha tenido", e insistió: "El cristianismo se inició en una comunidad de cansados y decepcionados que se pusieron de pie".

"El voluntariado de Manos Abiertas -afirmó- tiene claro que, si la esperanza es sólo para nosotros, acabará confundiéndose con el optimismo de la élites y con el bienestar de unos pocos".

El cardenal Rossi concluyó con un pensamiento del Papa Francisco: "En la medida en que acoja a todo el que llega a nuestra puerta trayendo un dolor, el voluntariado se convierte en signo vivo de una Iglesia que camina junta, que apoya a los que no llegan, que levanta a los caídos y que no quiere dejar a nadie atrás; y todo esto lo hace en silencio y con discreción porque, ante el sufrimiento, las palabras deben dejar espacio a la cercanía y a los gestos de ternura. Les encomiendo que este sea siempre su estilo".+