Una misma invocación al Dios del amor, de la paz y de la misericordia. Juan Pablo II lo hizo al día siguiente de los ataques terroristas; Benedicto XVI y Francisco en sus visitas a la Zona Cero de NY.
Destaca el papel de los papás en la pandemia, que se reiventaron, fueron guías escolares y, si se quedaron sin trabajo, hicieron alguna changa que logre frenar el avance del hambre y la miseria.