"Me duele irme, pero como hombre de Iglesia y como hombre de fe, quiero seguir los caminos de Dios", dijo monseñor Silvio José Báez, obispo auxiliar de Managua, al abandonar ayer su país con rumbo a Roma, donde el Papa solicitó su presencia por tiempo indeterminado. En las últimas semanas se confirmó la existencia de un plan, en entornos cercanos al régimen nicaragüense, para asesinar al obispo, que especialmente en el último año fue una voz valiente e incómoda para el Gobierno, cercano a la población víctima de la represión.