Mons. Rolando Álvarez, de 56 años, es el primero arrestado, acusado, condenado y despojado de su nacionalidad, desde que Ortega retornó al poder en Nicaragua en 2007.
El arzobispo de Managua envió un mensaje al sistema judicial de Nicaragua, en momentos que este poder del Estado ordenó la detención de precandidatos presidenciales opositores.