"Por eso el Papa habla de este modelo social, que tiene que ver con la posibilidad de encontrar en los otros también algo bueno, en donde no hay nadie prescindible", destacó el arzobispo porteño.
"Nosotros no somos propiedad de nadie más que de Dios; no somos propiedad de la política, ni propiedad de la familia; nosotros no tenemos otra propiedad que Dios", recordó el obispo de San Isidro.
"Lo que pertenece a Dios no puede equipararse con lo que pertenece al César. Existe una distancia cualitativa innegable", recordó el arzobispo emérito de Corrientes.