En este Jueves Santo, en la Basílica Vaticana, Francisco recordó a los sacerdotes que "el Señor busca personas consagradas a Él, que lloren los pecados de la Iglesia y del mundo".
El obispo de San Francisco dedica su reflexión semanal a la humildad de la conversión. "Solo allí se saborea la misericordia que salva", indica.