En un poderoso discurso dirigido a los directivos y empleados de la empresa energética italiana "Terna", el Papa enfatizó los deberes morales y sociales que conlleva el suministro de energía.
Por medio del motu proprio "Fratello sole - Hermano sol", el Papa decidió construir una central agrovoltaica, que cubrirá totalmente la demanda de electricidad de la Ciudad del Vaticano.
Fruto de la hermandad interdiocesana entre la diócesis de Hamburgo, en Alemania, y la diócesis de Puerto Iguazú, fue instalada la primera central fotovoltaica en una escuela de Misiones.