Mons. Manuel Salaberry describió el itinerario espiritual de su antecesor, a quien definió como un hombre de oración, amor por la Eucaristía y con una especial capacidad de reflexión y de humildad.
"Su devoción a la Eucaristía como centro de la vida de su misión sacerdotal, ese es su legado", aseguró el obispo emérito de San Isidro al hablar de su compañero de ruta sacerdotal y episcopal.
Tenía 91 años y residía en la diócesis de San Isidro. Fue velado en la parroquia Santa Rita de Boulogne y posterior llevado a la catedral de Azul, en cuyo mausoleo episcopal será inhumado.