Francisco les explicó qué significa ser discípulos y misioneros, y les aconsejó: sean "adictos" al encuentro con Jesús, no negocien nunca la pastoralidad y sean pastores del pueblo.
Exhortó a permanecer abiertos a la diversidad de la Iglesia en la región y a comprometerse con la transformación del mundo, sin clericalismos y siempre trabajando junto a las comunidades de base.