"Formulo a Su Majestad mis cordiales saludos y mis mejores deseos con ocasión de su solemne subida al trono, y le aseguro mis oraciones para que tenga siempre los dones de sabiduría y fortaleza en su dedicado servicio a la nación. Sobre usted, los miembros de la familia imperial y todo el pueblo de Japón, invoco las bendiciones divinas de la paz y el bienestar", se lee en el telegrama enviado por el papa Francisco al emperador del Japón, Su Majestad Naruhito, con motivo de su subida al trono.