Recordó que el Niño Dios "no viene de prepo, ni haciéndose lugar a los codazos. Él se ofrece", y agregó: "Solo hace falta estirar los brazos".
"Él asume nuestras fragilidades, las trata con sumo cuidado y respeto, sabiendo que, por nuestro parecido con Jesús, forman parte de nuestra historia sagrada", recordó el arzobispo de San Juan.
El arzobispo sanjuanino aseguró que celebrar esta solemnidad de la Virgen María recuerda a los católicos que "la misión como Iglesia es ser signo de esperanza en medio de un mundo herido".
El arzobispo señaló que, en este mes, "los días son más largos" y también se inicia el camino de preparación de la Navidad, "fiesta de la cercanía de Dios con su Pueblo", ya que "Él viene a nosotros".