El arzobispo de Buenos Aires encabezó la fiesta en la parroquia del barrio de Palermo. "Pidamos a san Benito que nos libere del odio, de la bronca, del rencor, de esa famosa grieta", propuso.
El obispo local, monseñor Gustavo Zurbriggen, pidió que la Virgen "nos enseñe a imitarla para que seamos bautizados 'en serio', que vivamos el Evangelio en lo cotidiano de la vida".