Miércoles 25 de diciembre de 2024

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Testigos de Jesús con la fuerza del Espíritu Santo

Editorial de monseñor José Vicente Conejero Gallego, obispo de Formosa, para el suplemento diocesano "Peregrinamos", órgano de difusión de la diócesis (Mayo de 2022)

“Demos gracias a Dios porque es bueno, porque es eterna su Misericordia… Te glorificamos siempre, Señor; pero más que nunca en este tiempo en que Cristo, nuestra Pascua, ha sido inmolado”. Así, de esta manera, rezamos y cantamos, especialmente durante el Tiempo Pascual; tiempo, en el que solemnemente celebramos, con gozo inmenso, la victoria de Jesucristo Resucitado sobre el pecado y la muerte.

Cuán conveniente y necesario es, sobre todo para los discípulos de Jesús, tener muy presente la Vida nueva que trae consigo la Resurrección del Señor. Señalemos algunos de sus frutos preciosos a tener en cuenta en este Tiempo Pascual:

En primer lugar, La PAZ del Señor, saludo sincero y repetido de Jesús a los suyos, cada vez que se les aparece Resucitado. ¡Y cómo necesitamos esa paz para nuestros corazones fatigados y para el mundo entero! Seguimos pidiendo por la paz en Ucrania.

El Envío misionero al mundo para predicar el Nombre de Jesús, a fin de que cuántos lo conozcan y crean en Él alcancen la salvación.

Y, en tercer lugar, la fuerza del Espíritu Santo, para que, perdonados nuestros pecados, seamos Testigos de la Verdad como Jesús, que dijo a Pilato: para eso vino al mundo (Cf. Jn 18,37). Después, como consecuencia: la alegría, la valentía, el compartir juntos, como hermanos, la misma fe, la oración e incluso hasta los bienes materiales, en orden a la fraternidad universal… éstas, entre otras, serán notas distintivas del nuevo estilo de vida, a ejemplo de la primitiva comunidad cristiana y de quienes, a lo largo de los siglos, creen y aceptan, con todo su corazón y toda su alma, tener a JESÚS como al único SEÑOR.

Hoy, la Iglesia, Pueblo de Dios y Cuerpo de Cristo, está llamada a que todos sus miembros Caminen Juntos, sinodalmente, fortaleciendo la Comunión, Participación y Misión. Y esto es precisamente lo que hemos vivido, gracias a Dios, en nuestra reciente Asamblea Eclesial Diocesana, realizada, de manera presencial, durante los días de la Octava de Pascua, en nuestro Centro Pastoral Juan Pablo II, coincidiendo con la Semana Dedicada a los Pueblos Originarios.

Laicos, Consagrados y Consagradas, Presbíteros, Diáconos y Obispo hemos experimentado la presencia de Jesús Resucitado, porque como Iglesia que peregrina en Formosa, hemos estado reunidos en su Nombre. Juntos nos hemos escuchado unos a otros, hemos orado, sobre todo al celebrar la Eucaristía, y hemos discernido comunitariamente los desafíos del Pueblo al que hemos sido enviados para hacer presente el Reino de Dios. Animados con la esperanza y convicción de que Las palabras y gestos, el inmenso amor del Señor Jesús, permanecen para siempre, tal como reza nuestro Lema Pastoral Diocesano de este año 2022.

En mayo, mes con muchas Celebraciones, Jornadas y Encuentros Eclesiales, crecerán nuestra fe, esperanza y caridad para ser verdaderos Testigos de Jesús Resucitado, con la fuerza del Espíritu Santo.

Mons. José Vicente Conejero Gallego, obispo de Formosa