Miércoles 25 de diciembre de 2024

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María, mujer de la Palabra

Homilía de monseñor Jorge Lugones SJ, obispo de Lomas de Zamora, en la fiesta patronal de Nuestra Señora de la Paz (24 de enero de 2021)

Querida comunidad diocesana:

Finalizado ya el Año Mariano Nacional, damos gracias por el cuidado maternal de la Virgen del Valle para nuestra Patria. Hoy con gozo celebramos la solemnidad de nuestra Señora Madre y Reina de la Paz, patrona de nuestra Diócesis.

Desde el Evangelio que hemos escuchado, recibimos la invitación de María a ser como ella, receptores, acogedores, de la Palabra, en este domingo que el Papa ha instituido como “Domingo de la Palabra de Dios” con el fin de “hacer crecer en el Pueblo de Dios la familiaridad religiosa y asidua con la Sagrada Escritura”.

La Anunciación es el momento en que todo cambia, todo, desde la raíz. La Anunciación nos revela que Dios ha tomado en serio al hombre y su libertad. Por eso no quiere realizar sus planes de salvación sin la colaboración y el consentimiento libre de la persona humana.

Este respeto de Dios ante la dignidad y libertad del ser humano, se expresa de un modo impresionante. Dios le da a María la posibilidad de aceptar o rechazar su misión.

Dios pone el destino de la humanidad en las manos de esta Virgen sencilla. La respuesta de María en esta hora decisiva resulta ejemplar para todos nosotros: Hágase en mí según tu palabra.

María dice SI a la Palabra recibida y comienza otra historia…su SI es fundamento para la humanidad de Jesús, para la misión que Dios le encomienda y también para ella, porque su vida cambiará totalmente desde la aceptación de esta Palabra.

Ella acepta, aunque no vea ni comprenda. Por eso, lo más extraordinario de María, en la hora de la Anunciación, es su fe en la Palabra. El ángel se retira y Ella queda sola, sola con su gran misterio. Porque responde a la Palabra es la que primero la guarda y se convierte en cuidadora y Madre de la Palabra.

Esta Palabra, por estar inspirada por el Espíritu Santo es capaz siempre de dar un fruto nuevo, aún desde su “silencio sonoro”.

En nosotros, al contemplar, al meditar, reflexionar, siempre nos puede estar diciendo algo nuevo. Por eso es tan importante estar atentos a la Palabra, escuchar… la que nos puede llegar en cualquier momento de la vida y cambiárnosla por completo, como a María…y la que puede pulir nuestras palabras cotidianas, transformando nuestras miradas, nuestros afectos, nuestros esquemas en una vida más coherente con nuestro compromiso cristiano.

Para escuchar esa Palabra ante Dios, el “Inefable”, es necesario callar. Inefable tiene su correlativo infante: el que no habla. Y la infancia permanente para nuestra alma es la actitud de escuchar, oír y dejar que de fruto la Palabra del Señor que por Él mismo ha sido descrita como semilla. Nuestra tarea será conservar esta Palabra dentro de nosotros, como dice el Evangelio: y su Madre conservaba esas palabras en su corazón[1].

Suplicamos a nuestra Madre Reina de la Paz con gran esperanza y confianza, la anhelada paz social que nos identifica como pueblo y no como multitud. La enfermedad de la multitud es el desconocimiento, ignorar o prescindir del otro. Pueblo es ser parte de una historia y una cultura común, es compartir valores y proyectos que conforman un ideal de vida y convivencia…dejar circular la vida, la simpatía, la ternura el calor humano, donde cada uno se vuelve importante[2].

Gracias por ayudarnos en este santuario a rogar por la paz y la salud de los argentinos, en medio de la difícil prueba de la pandemia, para no sucumbir en el desconcierto, el temor, la ansiedad y más aún la descalificación del prójimo que nos devoran la esperanza.

Pedimos esta paz para el mundo entero tan necesitado de humanidad y para que el servicio desde el cuidado de los más frágiles genere en nosotros la amistad social y la fraternidad universal; haciéndose eco entre todos los pueblos.

Te rogamos que se lo pidas a tu Hijo, Príncipe de la paz. Amén

Mons. Mons. Jorge Lugones SJ, obispo de Lomas de Zamora


Notas:

[1] Cabodevilla, J.M. Señora Nuestra BAC
[2] CEA El Bicentenario. Tiempo para el encuentro fraterno de los argentinos