El Papa Francisco a proclamado el Año de San José con motivo del 150° Aniversario de la declaración de San José como Patrono de la Iglesia Universal. Es un llamado a vivir esta Navidad bajo el cuidado y protección de la Sagrada Familia, en este tiempo de incertidumbre y fragilidades provocados por la pandemia del COVID 19.
El Santo Padre nos anima a curar algunas patologías sociales que se pusieron en evidencia en este tiempo. “Una de estas es la visión distorsionada de la persona, una mirada que ignora su dignidad y su carácter relacional. A veces miramos a los otros como objetos, para usar y descartar.” Experimentamos como sociedad que la “cultura del descarte” se instala en nuestra mentalidad como norma de vida, como forma de construcción de la sociedad.
La llegada del Hijo de Dios en la familia de Nazaret es la proclamación de que Dios, en su ternura y misericordia, quiere que la humanidad frágil y pecadora, recupere su dignidad. Todo lo humano recobra su inviolable dignidad en todas las circunstancias de la vida. Nunca más la vida en función del interés egoísta, de usar o manipular al hermano para intereses personales o en función de meros beneficios económicos.
La figura de San José como esposo de María y el padre de Jesús se manifiesta “al haber hecho de su vida un servicio, un sacrificio al misterio de la Encarnación y a la misión redentora que le está unida”. Él nos enseña cómo poner nuestras vidas disponibles a la realización del Reino de Dios. Para que nuestra capacidad de amor sea una oblación, una entrega, para que el Padre Dios manifieste su ternura y su compasión en nuestra frágil condición humana.
San José junto a María son el modelo de la acogida y de la mansedumbre. En un mundo lacerado por la violencia sicológica, verbal y física que sufren las familias y tantos hermanos vulnerables, y de modo exasperante, las mujeres y los menores; José es testimonio del varón respetuoso que protege la dignidad y cuida la vida de María y de Jesús.
Contemplar en el pesebre a la humilde familia de Nazaret es motivo de gozo y alegría para vivir nuestra humanidad reconciliada. “La venida de Jesús en medio de nosotros es un regalo del Padre, para que cada uno pueda reconciliarse en la carne de su propia historia, aunque no la comprenda del todo”, dice el Papa Francisco.
Que este tiempo de gracia y de reconciliación que es la celebración navideña, nos anime en la esperanza de una humanidad renovada, viviendo el desafío de una fraternidad humana que cuida y respeta el don de la vida y de la madre tierra. “La vida de cada uno de nosotros puede comenzar de nuevo milagrosamente, si encontramos la valentía para vivirla según lo que nos dice el Evangelio”, afirma el Papa.
Que el Dios de la Vida, renueve en cada uno la opción por proteger el don de toda vida, nos enseñe a escuchar la voz del Señor y bendiga a los ancianos y enfermos. Que la paz reine en cada familia.
Feliz Navidad y un bendecido año 2021.
Mons. Fray Luis Antonio Scozzina OFM, obispo de Orán