Miércoles 25 de diciembre de 2024

Documentos


¡Aquí estoy: Envíame!

Homilía de monseñor Fernando M. Croxatto, obispo de Neuquén y presidente de la Comisión Episcopal de Misiones, en la misa por el comienzo del Mes de las Misiones (Catedral de Neuquén, Fiesta de Santa Teresita, 1 de octubre de 2020)

Con este lema, con esta ‘súplica/respuesta, que queremos se renueve en nuestro interior, damos inicio al mes misionero…Pero este ¡Aquí estoy, envíame! Nos habla de otra pregunta: ¿Dónde estás?...Nos habla de alguien que nos está buscando…como decimos muchas veces: ¿dónde estás que no te encuentro…que no te veo…que te escondiste...que te perdiste...que te encerraste..?...¿Será que nos estamos escondiendo los hijos de Dios?..¿Se acuerdan del lema del año pasado? BAUTIZADOS Y ENVIADOS… ¿Dónde están los bautizados, mis hijos??...

Hermosa coincidencia que el Mes misionero se inicie con la fiesta de Teresita del Niño Jesús. Ella entre tantas expresiones había escuchado una vez el grito de Jesús en la Cruz ¡Tengo Sed!, y decía: “¡Ah! Me doy cuenta más que nunca, de que Jesús está sediento…Entre los discípulos del mundo solo halla ingratos e indiferentes y entre los discípulos suyos encuentro, ¡ay! pocos corazones que se entreguen a El sin reserva, que comprendan toda la ternura de su amor infinito” …” Tengo sed, estas palabas encendían en mí un amor desconocido y vivísimo. Deseaba dar de beber a mi amado y yo misma me sentía devorada por la sed de almas”. Teresa se deja tocar por esa sed…y nosotros queremos pedirle a ella también que nos ayude a dejarnos tocar por esa sed…y así devorados como ella de llegar a los otros, a testimoniar ese Amor Infinito, y podamos responder con fuerza ¡Aquí estoy envíame!

Hermosa coincidencia del inicio del mes misionero también con las lecturas de este día. Un evangelio del envío misionero de Jesús: ¡Vayan…yo los envío!!...Pero tomemos primero el libro de Job, en estos momentos que estamos atravesando como sociedad, como humanidad, como comunidades, como personas, con tanto dolor, temor, con ese tocar nuestra debilidad y pobrezas humanas…Este Job que lucho con Dios, que se puso frente a Dios, sin ignorar, ni esquivar su situación, su problema…fuertes sus palabras hoy, pero sin embargo una certeza lo mantiene vivo, aunque su corazón se deshace en su pecho, ¡Sé que mi Redentor vive…y aunque me arranquen esta piel, con mi carne veré a Dios!...Teresita decía: “El sufrimiento me tendió los brazos y yo me arrojé en ellos con amor”…Pero también como Job se sintió sola y sin luz, sin encontrar consuelo alguno, “¡como si Dios me hubiese abandonado!”…Sin embargo, se había entregado al amor, fue su ¡Aquí estoy, envíame! Y repetía ¡Es preciso abandonarse! ... ¡Lo Amo! ¡Él nunca me abandonará!¡Qué fuerza estas palabras para nosotros hoy!...

Ella tenía una misión y tenía que cumplirla hasta el final, su misión, su caminito espiritual, ‘Dios no necesita de nuestras obras sino de nuestro amor”, y eso fue lo que testimonió hasta el final, para bien de toda la Iglesia, caminito tan arduo, el del amor cotidiano al modo de Jesús...y hoy ¿qué decir? ante realidades tan duras…

Queridos hermanos, la misión es el índice exacto de una fe y de un amor…cuanto creo y cuánto amor, se refleja en la respuesta del ¡Aquí estoy envíame!...El salmo nos dice ¡Sé fuerte…confía en el Señor!... Teresita fue intrépida, agresiva…”El Señor me dio la gracia de no tener miedo a ninguna guerra…No dejemos correr las cosas para conservar nuestra tranquilidad…combatamos sin descanso, aún sin esperanzas de ganar la batalla, ¡qué importa el éxito!”…

Hoy Jesús, en el evangelio nos muestra que él necesitó de los 12, de los 72 para su misión…Tenían que adelantarse a donde él debía llegar…Hoy también Él sigue necesitando de vos y de mí, para llegar a muchos corazones, a donde Él quiere entrar…¿Vamos a dejar correr la historia y estas circunstancias de hoy para conservar nuestra tranquilidad?...¿Estamos dispuestos a ser enviados a cualquier lugar para dar testimonio de nuestra fe en Dios, Padre misericordioso, para proclamar el Evangelio de salvación de Jesucristo, para compartir la vida divina del Espíritu Santo en la edificación de la Iglesia? ¿Estamos prontos, como María, Madre de Jesús, para ponernos al servicio de la voluntad de Dios sin condiciones? (Papa Francisco Mje.2020))

Termino con una expresión de Teresita, que me gusta guardar y nos alienta: ¡No soy siempre fiel, pero no me desaliento jamás!Por eso, abramos nuestro corazón en este mes y que cada uno y todos como Iglesia podamos responder con fuerza y alegría ¡AQUÍ ESTOY ENVÍAME!

Mons. Fernando M. Croxatto, obispo de Neuquén