Jueves 26 de diciembre de 2024

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Fiesta de la Pura y Limpia Concepción del Valle

Alocución de monseñor Luis Urbanc, obispo de Catamaca, al finalizar las fiestas de la Pura y Limpia Concepción del Valle (8 de diciembre de 2024)

Querida Madre del Valle:

Llegó la hora de la despedida, la hora de las lágrimas y de los sentimientos encontrados. Así es la vida, una trama de idas y venidas, de visitas y despedidas, de esperanzas y encuentros, de gozos y fatigas, de ilusiones y amarguras, de promesas y acciones.

Quisiéramos dejarte nuestros corazones, pero Tú sabes que los necesitamos para amar a tantos con quienes compartimos el día a día; por eso, nos vamos con la certeza de que ya has dejado impreso en los nuestros las bondades del Tuyo y las de tu amado Hijo Jesús.

Te rogamos que sigas intercediendo mucho por nuestras familias y fuentes de trabajo, las instituciones educativas, los centros de salud, los empresarios, los sindicatos, los poderes judicial, legislativo y ejecutivo, nacionales y provinciales. Que nos ayudes a desterrar la violencia de todos los ámbitos de la vida; que ilumines a los que buscan el dinero fácil y cruel con la venta de drogas, con las que están destruyendo el entramado social y la salud física, psíquica y espiritual de nuestros niños y jóvenes; que haya un verdadero respeto por la condición de cada persona, sin discriminaciones y marginaciones; que cada ser humano reconozca que somos creaturas de Dios, hechos a imagen y semejanza de Él con un destino de felicidad y plenitud en Él; que tengamos una especial sensibilidad por los más necesitados y menos favorecidos de dones materiales y espirituales; que jamás nos sea indiferente el sufrimiento del prójimo; que cuidemos de un modo especial toda vida: la de niños, ancianos, enfermos, privados de libertad, discapacitados o diferentes, desocupados, etc.; que las ideologías de todo tipo sean desterradas porque oprimen el espíritu humano que está llamado a vivir en la verdad y la libertad, como capacidad para elegir el bien mejor, posibilitando la realización de las aspiraciones más profundas y genuinamente humanas.

Te suplicamos que suscites una verdadera cultura vocacional en la que todos tomemos conciencia de que toda vida humana es fruto de un llamado divino a existir, y a existir con un determinado fin, sabiendo que el discernimiento es camino imprescindible para dar con ese propósito creacional de Dios, y, así, poder llegar a la realización de sí.

Que todos descubran que el matrimonio es una vocación, un llamado de Dios a ese definitivo modo de transitar el resto de la vida, un varón y una mujer, como estrechos colaboradores al servicio de la vida por medio del amor conyugal, sacramento del amor de Dios.

Que haya muchos que sepan escuchar el llamado de Dios a una vida de especial consagración a la noble causa del anuncio del Reino de Dios y el servicio a la gente por medio del sacerdocio ministerial y la vida consagrada y misionera.

Que todos los bautizados seamos conscientes de la real dignidad con la que Dios gratuitamente nos revistió y la testimoniemos con una vida santa y comprometida, manifestando así que es lo mejor que nos pudo pasar y que queremos que todo ser humano tenga esta dicha.

Que la gracia que nos concediste con la erección de la vecina arquidiócesis de Santiago del Estero como sede primada de la Argentina y ayer la incorporación al colegio cardenalicio de su arzobispo Vicente Bokali?, muy devoto tuyo, nos ayude como Iglesia del Noroeste argentino a ser mejores hijos e hijas de Dios, y generosos discípulos-misioneros, viviendo con coherencia y fervor la fe cristiana.

Te pido encarecidamente que nos ayudes a sostener la casa Cenáculo que tenemos en El Rodeo, y que, hoy, en la casa de Pilar están celebrando la Fiesta de la Vida; y que desde hace siete años y medio contiene y ayuda aquí a recuperarse de las adicciones a muchos jóvenes que quieren salir de la tumba y resucitar a una vida nueva de servicio y amor al prójimo. Haz que sean muchos los que colaboren para que sigamos brindando este espacio de oración, trabajo y vida en común, a fin de ofrecer sanación a tantos que la buscan y piden por medio de familiares y amigos.

Por último, acompaña en su regreso a todos tus hijos e hijas que peregrinaron a esta casa tuya para honrarte y cúbrelos de bendiciones que lleven a todos sus seres queridos y conocidos. Que los santos ángeles custodios los cuiden de todo mal.

Gracias, Madre querida, por estar siempre con nosotros cada vez que te invocamos en nuestras penas y alegrías. Hasta la próxima. Amén

¡Viva la Virgen del Valle! ¡Vivan sus devotos y peregrinos!

Mons. Luis Urbanc, obispo de Concepción