Miércoles 25 de diciembre de 2024

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Carta pastoral de monseñor Juan Ignacio Liébana, obispo de Chascomús, con motivo del Jubileo 2025: Peregrinos de la esperanza (24 de noviembre de 2024)

Celebramos con gozo 2025 años de la Encarnación del Hijo de Dios. Dios se hace un Niño frágil y humilde, vulnerable y pequeño, al alcance de todos, para que nosotros podamos ser como Él, hermanos todos, entrando en la intimidad de su vida divina, en el seno de la Trinidad. A partir del Nacimiento de Jesús, todo lo humano es asumido, tocado, bendecido y transformado por Dios. Necesitamos celebrar esta cercanía misericordiosa de Dios, festejar su inmensa ternura, que lo hizo compadecerse de nosotros, para abrazarnos y llevarnos consigo, haciéndose uno de nosotros, comprometiéndonos a reconocernos hermanos.

Celebramos este jubileo, respondiendo a la convocatoria de nuestro querido Papa Francisco, uniéndonos a la Iglesia, Familia de Dios, presente en todo el mundo. Lo hacemos también en el contexto de nuestra Iglesia particular de Chascomús que se encamina hacia el jubileo de sus 50 años de vida, en el 2030, junto a los 400 años del milagro de Luján, donde nuestra Madrecita se quedó con nosotros, como patrona de la Argentina. Peregrinamos, así mismo, hacia los 2000 años de la Redención de Jesús, realizada por medio de su Pasión, Muerte y Resurrección que celebraremos en el jubileo del 2033.

Como diócesis de Chascomús, en comunión con la Iglesia universal, iniciaremos este año jubilar, el sábado 28 de diciembre, realizando un gesto muy importante y significativo que consistirá en la apertura de la puerta santa de la Iglesia Nuestra Señora del Rosario, en el Monasterio San José en Gándara. De este modo, nos disponemos a entrar juntos en este año jubilar, con la esperanza de que, para Dios, nada ni nadie está perdido, todo puede ser reparado, reconstruido, redimido. Frente a tantas puertas que se cierran o se estrechan para que pasen solamente unos pocos, nosotros queremos abrir puertas de esperanza, derribando muros que separan o paralizan. Abrir la puerta en Gándara es un signo muy fuerte de esperanza, es correr la piedra pesada de tantas tumbas, para dar lugar a la Vida y a la Resurrección, renovando nuestra fe en un Dios que es más fuerte que la muerte. Es un signo que nos compromete a vivir como resucitados, a dar testimonio de que es posible vivir de otra manera, mirando el mundo con más esperanza y menos pesimismo.

Para esta celebración de inicio de jubileo, nos concentraremos en la intersección de la ruta 2 y el camino vecinal de Gándara a las 19 hs, junto a la Virgen del Rosario, para iniciar una peregrinación hacia la Capilla del Monasterio, donde celebraremos la Santa Misa de la Sagrada Familia a las 20 hs, reinaugurando este lugar sagrado de oración y sanación. Concluida la Eucaristía, compartiremos la cena a la canasta y un fogón criollo para celebrar la alegría de la fe compartida que nos hace familia.

Volvamos a la fuente: es la invitación que queremos hacer a todos. Ir a los inicios de nuestra fe para celebrar lo que nos une, nuestra común vocación bautismal, que desplegamos en nuestra misión como sacerdotes, profetas y servidores, participando de la misma unción de Cristo.

Volvamos a la fuente... Queremos invitarlos en este año a que todos podamos realizar una peregrinación hacia la pila bautismal donde Dios nos hizo sus hijos. Este jubileo es una maravillosa oportunidad para celebrar nuestro bautismo, rastreando la fecha de su celebración, rescatando de nuestra memoria este sacramento que dio inicio a nuestro camino cristiano. Proponemos a cada cristiano de nuestra diócesis a emprender una peregrinación de fe hacia la fuente bautismal, para dar gracias por el inmenso don gratuito de la fe, la esperanza y la caridad, recibidos en este sacramento.

Volvamos a la fuente... Queremos que este jubileo sea un año bautismal, donde podamos revalorizar los signos de nuestro bautismo, especialmente la luz, la bendición y el agua bendita. Por eso, los invitamos a disponer en cada hogar, un espacio sagrado de oración, donde la familia se pueda encontrar para renovar cotidianamente la fe bautismal, a través del signo de la luz y de la bendición con el agua bendita, de los padres hacia sus hijos, de los padrinos a sus ahijados, refrescando, de este modo, la fe que nos une y nos sostiene como familia, ya que "familia que reza unida, permanece unida"...

Volvamos a la fuente... Queremos poner en este año a toda la diócesis en estado de misión. Una misión que es consecuencia natural del bautismo que nos hace a todos discípulos-misioneros de Jesús y de su Reino. Invitamos a cada parroquia a realizar durante todo el año una misión popular bautismal, que ayude a todos los bautizados a celebrar la alegría de la fe. Misión que pueda estar acompañada de la bendición del hogar, junto con los signos de la luz y del agua bendita. ¡Que ningún hogar de nuestra diócesis se quede sin la presencia de estos signos bautismales, sin el anuncio de la Buena Noticia de que Dios nos ama tanto, que nos envió hace 2025 años a su Hijo para salvarnos y darnos su propia Vida, por medio de su Muerte y Resurrección, y hacernos comunidad!

Volvamos a la fuente... Además de la misión parroquial, invitamos a que cada zona pastoral de nuestra diócesis (Norte, Centro y Sur) pueda realizar una jornada misionera en alguna localidad de la misma zona, como momento fuerte de misión compartida con las parroquias vecinas, fortaleciendo nuestra identidad misionera y sinodal.

Volvamos a la fuente... En este año jubilar, queremos hacer una peregrinación interior, abrevando de nuestra propia fuente, el corazón, templo del Espíritu Santo, donde Dios habita y nos espera en el silencio interior, lugar sagrado donde tomamos las decisiones cotidianas. Es una oportunidad maravillosa para dejarnos abrazar por la Misericordia de Dios y hacer experiencia fuerte y real de su amor incondicional, dejándonos convertir y reconciliar con Él, especialmente a través del sacramento de la Confesión y, de este modo, comprometernos a ser instrumentos de paz y de perdón. En tiempos de tanta violencia y guerra, queremos sanar nuestros vínculos a través del diálogo y la reconciliación, animándonos en este año jubilar a pedir perdón y a perdonarnos de corazón.

Volvamos a la fuente... Dice el Papa Francisco en su reciente encíclica Dilexit nos: La unión con Cristo no se orienta sólo a saciar la propia sed sino a convertirnos en una fuente de agua fresca para los demás (DN 173). Queremos despertar en otros la sed de Dios y de sentido, que anidan en cada corazón, ofreciendo a manos llenas las riquezas de nuestra fe. En primer lugar, el Bautismo, accesible a todos, ampliando nuestra creatividad e imaginación para que el agua bautismal salpique a todos, regando desiertos, fecundando vidas, refrescando a tantos sedientos. Por medio de catequesis bautismales, sencillas y claras, ayudemos a desplegar toda la fuerza y el potencial de nuestro Bautismo. Queremos ofrecer, a su vez, de un modo renovado, la riqueza de la Palabra de Dios y de los sacramentos, para que todos puedan "sacar agua con alegría de las fuentes de la salvación" (Is 12,3).

Volvamos a la fuente... Deseamos celebrar de modo festivo nuestra pertenencia común, nuestra vocación cristiana, que nos da una identidad bautismal, una dignidad de hijos que nada ni nadie pueden pisotear ni avasallar. Somos familia, llamados a vivir la fraternidad universal, hijos de un mismo Padre. Identidad que nos lanza seguros, confiados (con parresía), al encuentro del hermano, para anunciarle con convencimiento, sin miedo ni vergüenza, lo que le da sentido a nuestra vida: Jesucristo muerto y resucitado para nuestra salvación. Dice Francisco: La misión, entendida desde la perspectiva de la irradiación del amor del Corazón de Cristo, exige misioneros enamorados, que se dejan cautivar todavía por Cristo y que inevitablemente transmiten ese amor que les ha cambiado la vida (DN 209). Esta pertenencia común queremos vivenciarla, de modo especial, a través de un momento diocesano fuerte de celebración gozosa y agradecida de la fe, encontrándonos el sábado 18 de octubre en la Asamblea Jubilar diocesana en Dolores.

Volvamos a la fuente... Somos peregrinos de la esperanza. En medio de un mundo gris y cansado, queremos ser testigos de la esperanza, de esa chispa divina que nos habita y nos hace vivir con un sentido, con un brillo especial en los ojos, con la meta fija en el cielo y los pies bien puestos en la tierra, en el mismo barro que nuestros hermanos, animando en la paciencia, en el compromiso con los que van quedando descartados en el camino, olvidados, desechados por la sociedad de consumo, del placer y del bienestar egocéntrico y deshumanizante... Como signo jubilar, queremos peregrinar a la casa de la Madre de Luján, como es habitual, pero de modo especial en este año, el 10 de mayo, para renovar nuestra alianza de amor con María, y consagrar toda nuestra diócesis a su corazón de Madre. A su vez, los invitamos a realizar diversas peregrinaciones comunitarias a lugares de fe, como nos invita el Papa en este jubileo, que nos ayuden a celebrar nuestra pertenencia común de Pueblo peregrino y sinodal, que camina hacia la Casa del Padre, de modo especial a las Iglesias jubilares, establecidas para ganar la indulgencia plenaria en este año: nuestra Catedral en Chascomús; Nuestra Señora de la Merced en Lavalle, Nuestra Señora del Rosario en Gándara, Nuestra Señora del Pilar en Ranchos y Santa Rosa de Lima en Castelli.

Volvamos a la fuente... Hacer memoria agradecida de nuestra fe es reavivar la "frágil niña esperanza" que anida en el corazón de cada cristiano y de cada ser humano. Esperanza que queremos volver a encender proponiendo un encuentro vivo y personal con Jesucristo, centro de nuestra fe, capaz de reorientar y dar un sentido nuevo a nuestras vidas. Como dice Francisco: la misión se convierte en una cuestión de amor, y el mayor riesgo en esa misión es que se digan y se hagan muchas cosas pero no se logre provocar el feliz encuentro con ese amor de Cristo que abraza y que salva (DN 208).

Volvamos a la fuente, entonces, con decisión, alegría, caminando juntos, soñando en grande, confiando que este jubileo traerá muchas gracias y bendiciones para toda nuestra comunidad diocesana, renovando nuestra esperanza, fortaleciéndonos en nuestra vocación de discípulos-misioneros del Reino.

Que nadie quede afuera de esta convocatoria de jubileo y de misión, que todos nos podamos sumar aportando lo original y sagrado de cada uno, enriqueciendo la belleza de nuestra diócesis, para hacer llegar a todos la Buena Noticia del amor salvador de Jesús.

Que este Adviento sea un camino de preparación para este jubileo, por eso los invitamos a rezar cada domingo la oración del jubileo al encender la corona de Adviento.

Que en esta Nochebuena el Niño Dios renazca en cada corazón y nos envuelva con su luz de esperanza. ¡Feliz Navidad! ¡Feliz jubileo!

P. Juan Ignacio Liébana, obispo de Chascomús
24 de noviembre de 2024 - Fiesta de Cristo Rey

Oración del Jubileo

Padre que estás en el cielo,
la fe que nos has donado en
tu Hijo Jesucristo., nuestro hermano,
y la llama de caridad
infundida en nuestros corazones por el Espíritu Santo,
despierten en nosotros la bienaventurada
esperanza en la venida de tu Reino.

Tu gracia nos transforme
en dedicados cultivadores de las semillas del Evangelio
que fermenten la humanidad y el cosmos,
en espera confiada
de los cielos nuevos y de la tierra nueva,
cuando vencidas las fuerzas del mal,
se manifestará para siempre tu gloria.

La gracia del Jubileo
reavive en nosotros, Peregrinos de Esperanza,
el anhelo de los bienes celestiales
y derrame en el mundo entero
la alegría y la paz de nuestro Redentor.

A ti, Dios bendito eternamente,
sea la alabanza y la gloria por los siglos.

Amén.