Queridas hermanas y queridos hermanos:
Con mucha alegría compartimos como Iglesia Diocesana la ordenación diaconal de Juan Marcos. Las lecturas de este día, en nuestro camino de adviento, nos dan elementos interesantes para crecer espiritualmente preparando nuestro corazón para la venida del Señor.
A la luz de los textos bíblicos y del lema que ha elegido Juan Marcos para su ordenación, propongo tres puntos para meditar sintetizados en tres palabras: expandirse, mirada, mensajero.
1. “Porque te expandirás a derecha y a izquierda” (Is 54,3a)
En la primera lectura, el Deutero Isaías nos hace saltar de gozo y alegría. En clave esponsal se describe la felicidad que brota de la llegada del Dios redentor, el Dios que rescata y cuida a su Pueblo. En este contexto aparece la invitación a expandirse. El verbo expandirse, acompañado de los que están en los versículos anteriores, ensancharse y desplegarse, nos hablan de una espiritualidad que nos libera de cualquier tipo de cerrazón invitándonos a expandirnos. Esta es una de las notas de nuestro adviento: ¡Poder expandirnos! No en un sentido de conquista bélica y opresora, sino en una dinámica de poder desplegar ante los demás la alegría que viene de Dios.
¡Expandamos nuestro corazón ante el Salvador! ¡En actitud de apertura expandamos hacia los demás el gozo del Señor!
El verbo reflexivo expandirse es un verbo de espacio y de tiempo: nos expandimosen el espacio y en el tiempo. Querido Juan Marcos, parte de la expansión de tu vida en el espacio y el tiempo ha sido en este lugar, en este templo y en esta querida parroquia de Cristo Rey. A partir del Bautismo, la Comunión y la Confirmación en estas cuatro paredes, tu vida de fe se ha expandido en una vida laical comprometida y fecunda. En esta comunidad tu familia se ha expandido en la fe desde el inicio. Tu mamá, en la silenciosa y efectiva entrega en Juanito y en tantos otros servicios; tu papá se ha expandido con un servicio intachable siendo diácono en la parroquia y una suerte de verdadero patriarca diaconal para nuestra Iglesia Diocesana.
¡Agradezco de corazón a tu familia y a esta comunidad el cuidado en la expansión de tu vida en Dios!
Querido Juan, en continuidad con lo ya vivido y transitado, desde la Palabra, desde la historia de fe personal y familiar hoy debés comenzar a expandirte como ministro del Señor. Te expandís como diácono en el espacio y el tiempo de nuestra Iglesia Diocesana al servicio del santo Pueblo de Dios, en comunión con el obispo y con los demás ministros. Ante la tentación de cerrarse, hoy te expandís en este rico y desafiante tiempo de la alegría del anuncio alegre del Evangelio. Estás llamado a desplegarte en la dinámica de la evangelización renovada y la catequesis renovada.
¡Que a la luz de este texto de Isaías, seamos una Iglesia diocesana expansiva, que no se cierra, que se abre a la realidad y despliega todo su potencial al servicio del Pueblo, especialmente de las familias, los jóvenes y los pobres!
2. “Fijemos la mirada en Jesús” (Heb 12,2)
Querido Juan, elegiste como lema de ordenación diaconal esta bella e intensa frase bíblica. Fijar la mirada en Jesús ha sido una de tus búsquedas más fuertes desde que te conozco. En medio de tu humana fragilidad, siempre buscaste abrirte a Jesús, poner su mirada en Él y solo en Él. Si esta búsqueda ha sido importante hasta este momento, mucho más lo será a partir de tu ordenación. Fijar la mirada en Jesús es dejar que sea el centro de tu vida y tu servicio diaconal. Al fijar tu mirada en Jesús dejá que modele tu corazón para ser servidor a su imagen, recordando que el Señor no vino a ser servido sino a dar su vida en rescate por la humanidad (cf. Mc 10,45).
Con Juan Marcos, hoy nosotros, laicos, consagrados y ministros, renovamos la opción vocacional de fijar nuestra mirada en Jesús. El Señor da identidad a nuestra vida y sustento a nuestra existencia. La centralidad de Cristo quiere impregnar toda nuestra sensibilidad personal y comunitaria. Solo lo lograremos si fijamos la mirada en Jesús. Ya próximos a comenzar la última etapa del adviento, preparémonos para la Navidad, fijando la mirada en Jesús, el Niño de Belén.
En varios de los momentos litúrgicos de las sesiones de nuestro Primer Sínodo Diocesano y en la Invasión de Pueblos 2022 en Batán, buscamos poner el acento en la centralidad de Cristo, fijando justamente la mirada en Jesús. En algunos momentos lo hicimos con una frase que les invito a recordar y repetir: ¡Todo con Jesús, nada sin Jesús! Esta frase sintetiza lo propio de nuestra identidad cristiana, lo que no podemos negociar nunca, porque realmente queremos fijar nuestra mirada en Jesús. ¡Todo con Jesús, nada sin Jesús! Lo decimos una vez más: ¡Todo con Jesús, nada sin Jesús!
3. “Yo envío a mi mensajero delante de ti para prepararte el camino” (Lc 7,27b)
En el Evangelio del día Jesús cita un texto de la profecía de Malaquías para presentar a Juan Bautista como su mensajero (cf. Mal 3,1). El hijo de Isabel y Zacarías es una de las figuras destacadas de la primera fase del adviento y es definido por la Palabra como el mensajero del Salvador. En este sentido, Juan Bautista, es un verdadero modelo de vida para nosotros hoy. Llamados a ser mensajeros del Señor, preparando
el camino para que cada persona se pueda encontrar con el Mesías, para que cada familia pueda fijar su mirada en Jesús. Acercándonos a la Navidad debemos preguntarnos: ¿Para quiénes tendré que ser de forma particular mensajero del Mesías? ¿A quiénes deberé ayudar puntualmente a preparar el camino para que puedan recibir al Salvador del mundo?
¡No dejemos de ser mensajeros de la alegría del Señor! ¡Hoy, aquí y ahora, en medio de las oscuridades de la vida no perdamos oportunidad de ser mensajeros de la luz divina!
Querido Juan, tu patrono el Bautista, hoy también es espejo de tu vida. Como diácono serás, de forma particular, mensajero del Evangelio del Señor. En nuestro mundo complejo y provocador, con la audacia del Espíritu deberás ser un diácono profundamente creativo para preparar caminos, para que cada persona pueda preparar su corazón para recibir al Mesías. Así serás mensajero con las palabras y con los gestos, mensajero con los silencios y la presencia, mensajero escuchando y aconsejando, mensajero consolando y pastoreando, mensajero sosteniendo y cuidando, mensajero de Jesús con la mirada puesta en Él.
¡Querido Juan que siempre te puedas expandir como mensajero de Jesús con la mirada fija en Él y solo en Él!
Para concluir
Quiero agradecer al Seminario San José de La Plata por el servicio formativo de Juan Marcos y de nuestros seminaristas. Agradezco al padre Luis Albóniga y a la Parroquia La Asunción de la Virgen el cuidado particular de la vocación de Juan en este último año de preparación al diaconado en orden al presbiterado.
A María nuestra Madre, la capitana del partido de la vida, le pedimos su intercesión para que acompañe el servicio diaconal de Juan Marcos y nos dé a todos la gracia de prepararnos para la venida del Salvador. Lo hacemos con la primera parte de la Oración a Nuestra Señora del Pesebre del Venerable Eduardo Francisco Pironio, nuestro segundo obispo diocesano:
Señora del Pesebre de Belén,
aquí estamos junto a ti, en la espera de la noche del silencio y de la luz.
Silencio que nos permite escuchar a Dios, luz que ilumina nuestras vidas
y nos devuelve la alegría de vivir.
Señora del amor y de la paz,
que esta Navidad sea el comienzo de una nueva claridad.
Que el amor sustituya la violencia,
y que la justicia engendre la verdadera paz. Amén.
Mons. Gabriel Mestre, obispo de Mar del Plata