Mons. Martínez destacó la importancia de la interioridad en la formación sacerdotal

  • 5 de marzo, 2025
  • Posadas (Misiones) (AICA)
El obispo de Posadas presidió la misa de inicio en el Seminario Diocesano "Santo Cura de Ars". Concelebraron los obispos Damián Bitar y Nicolás Baisi. Ingresaron 11 jóvenes a la casa de formación.

El obispo de Posadas, monseñor Juan Martínez, presidió la misa de inicio de actividades en el Seminario Diocesano "Santo Cura de Ars". Fue el 1° de marzo, en el patio de la casa de formación sacerdotal y concelebraron la ceremonia los otros obispos de la provincia de Misiones: monseñor Nicolás Baisi (Puerto Iguazú) y Damián Bitar (Oberá).

De la Eucaristía participaron sacerdotes, diáconos, los 31 seminaristas en formación y numerosos fieles.

Durante la ceremonia, se destacó un acontecimiento especial: la incorporación de 11 jóvenes que, en este 2025, comienzan su camino hacia el sacerdocio.

En la homilía, monseñor Martínez expresó su alegría por la celebración eucarística y destacó la importancia del seminario como espacio de formación y discernimiento vocacional.

"Con mucha alegría, estamos celebrando esta Eucaristía, en esta noche un poco calurosa. Queremos agradecerle a Dios por permitirnos celebrar la misa. La misa es una acción de gracias y queremos agradecerle y decirle amén a Él, desde nuestro seminario, porque nos provee de vocaciones. Y, por eso, a Él va el primer agradecimiento", afirmó.

El prelado posadeño anunció la incorporación de nuevos aspirantes al sacerdocio. "Están ingresando once seminaristas de las distintas diócesis de la provincia de Misiones. Y obviamente que es un agradecimiento a Dios, pero también, inmediatamente, por supuesto, a los muchachos que ingresan, que los recibimos, que entran en su casa, que dicen que sí", destacó.

"El agradecimiento es para mucha gente que, seguramente, alrededor de ellos los acompañó: sus familias, sacerdotes, amigos; que los fueron acompañando en el camino vocacional para discernir, para responder. Por eso, nuestro agradecimiento a todos los que acompañan el tiempo de formación: tantas personas, entre ellas, sacerdotes y diáconos, que brindan su apoyo", puntualizó.

La metáfora del desierto
Monseñor Martínez utilizó la metáfora del "desierto" para describir el proceso de crecimiento espiritual dentro del seminario.

"Quería, y en relación con la Palabra de Dios, dirigir unas palabras a quienes ingresan, pero en realidad también a los seminaristas, sacerdotes y a todos nosotros. Hoy hablaba con un sacerdote, y me mencionaba algo sobre la palabra 'desierto'. Es cierto que, en la espiritualidad, muchas veces hemos utilizado y seguimos utilizando esta palabra: desierto. Y es bueno que no nos olvidemos de su significado. El seminario usa mucho esta palabra. Es como si ingresaran a un desierto. Pero un desierto, por supuesto, ligado a un tema espiritual", explicó.


El obispo profundizó en el sentido bíblico del desierto como un lugar de prueba y crecimiento en la fe, recordando la experiencia del pueblo de Israel al salir de Egipto: "Es ahí donde se va curtiendo la fe, en el desierto, donde tantos años estuvieron y donde vinieron tantas cosas: las tentaciones de volver, el hambre. Fue el tiempo en el que empezaron a buscar dioses, un tiempo duro y exigente. Sin embargo, en la pedagogía de Dios, era necesario el desierto, para que la fe se enraizara. Para que la fe tuviera raíces profundas. Y necesitamos eso, no solo para todos los cristianos, sino especialmente para un sacerdote".

Asimismo, insistió en que este proceso de formación no es fácil, ya que "discernir es exigente y el mundo de hoy es especialmente exigente", por lo que invitó a los seminaristas a abrazar este tiempo de preparación como una oportunidad para fortalecer su vocación.

La interioridad como clave para el encuentro con Dios
La "interioridad" fue otro de los conceptos centrales de la homilía, a la que monseñor Martínez definió como fundamental en el camino de la fe.

"Una palabra que, por ahí, está medio en el olvido, que no la decimos demasiado y que es esencial para profundizar en la fe, es la palabra interioridad. Necesitamos, y los contextos en los que estamos nos lo exigen, pensar en esto de la interioridad. Los contextos actuales son más bien extrovertidos, es decir, se enfocan en sacar hacia afuera. Vivimos muy afuera. La interioridad, en cambio, es lo que nos permite estar con nosotros mismos, pero, sobre todo, es un instrumento que nos permite estar con Él, con Jesucristo".

En este sentido, el obispo enfatizó que el seminario es un espacio propicio para cultivar la vida interior: "El seminario ofrece muchas posibilidades, pero lo más importante es estar con Él. Jesús es el centro de la casa y hay muchos momentos en la vida del seminario: obviamente, la liturgia, todo lo relacionado con la espiritualidad, la formación humana, el trabajo, la lectura espiritual, el estudio, las tareas pastorales. Pero, en la interioridad, nosotros nos amigamos con Él".

Al citar las lecturas de la misa, el obispo posadeño resaltó la importancia del discernimiento y la formación del corazón: "Jesús, en las enseñanzas que nos trae Lucas, nos da algunos consejos, pero hacia el final dice: 'No hay árbol bueno que dé frutos malos'. Claro, en el corazón vamos amasando el encuentro con Él, para poder discernir y ser como Él dice: ser árboles buenos que den frutos buenos. El hombre bueno saca el bien del tesoro de bondad que tiene en su corazón".

Asimismo, recordó la enseñanza del libro del Eclesiástico, que exhorta a escuchar antes de juzgar: "Antes de opinar sobre alguien, escuchémoslo, escuchemos su palabra, acudiendo a la razón. Por eso, lo que vamos amasando en nuestro corazón y en el discernimiento nos permite generar frutos buenos", agregó.

"Queremos agradecer a Dios, porque quizás este no sea un acontecimiento que se note demasiado, pero sin embargo, en la vida, en lo que transitamos, hoy estamos viviendo un acontecimiento impresionante. Varios jóvenes le dicen que sí a Dios y se disponen a caminar en este camino de hondura, si se quiere, de escucha de Él, para poder identificarse y servir", sostuvo, y concluyó: "Pidamos al Señor que todos podamos dar frutos buenos desde nuestra casa, desde el seminario, en este lugar donde Dios nos acompaña con su gracia, y que podamos también nosotros dar frutos buenos".+