Mons. Ojea: 'Nadie está excluido de la preparación al Reino de Dios'

  • 18 de diciembre, 2024
  • San Isidro (Buenos Aires) (AICA)
En su reflexión sobre el domingo de la Alegría, el obispo de San Isidro detalló las cosas concretas que hay que hacer para convertirse: aprender a compartir, ser honestos y vivir la verdad.

En su reflexión sobre el Domingo de la Alegría, el obispo de San Isidro, monseñor Oscar Ojea, destacó un texto bíblico que consideró expresivo del amor de Dios, como es el del profeta Sofonías, quien dice: "Dios exulta de alegría a causa de ti", y explicó: "Se refiere al pueblo. 'Dios exulta de alegría a causa de ti y te renueva en su amor'".

"Qué cosa pensar que el Señor puede ponerse alegre por nosotros. Que nosotros le damos alegría, como una Madre que puede estar largamente con su hijo. Puede mirarlo, puede admirarlo, puede sonreírle, puede compartir tiempo; somos la alegría de Dios", subrayó.

El prelado sanisidrense profundizó, aludiendo a la encíclica Dilexit nos, en la que el Papa Francisco habla de estas tres dimensiones del amor del corazón de Jesús.

"Esta última dimensión, que es la dimensión emocional del amor humano del Señor, es muy rica para pensar cómo el Señor se puede alegrar de mí. ¿Qué le alegra de mí al Señor? El modo de responder es la conversión, y aquí aparece la figura del Bautista para responder a esta alegría, para vivirla en plenitud ¿Qué debemos hacer? Es la pregunta que le hacen estos tres grupos de personas que se acercan a san Juan Bautista, que bautizaba con agua y preparaba el bautismo en el Espíritu Santo", recordó.

"Estos tres tipos de personas son un modo que tiene el Evangelio de señalar que nadie estaba excluido de la preparación al Reino de Dios. Todos tenían que estar dentro en este llamado hecho a través de san Juan Bautista. La multitud, los publicanos y los soldados. Estas tres categorías de personas le preguntan a san Juan Bautista: '¿Qué debemos hacer? ¿Qué cosas concretas debemos hacer para convertirnos?'", puntualizó. 

Monseñor Ojea señaló que el profeta, con un sentido estricto de la realidad, les dice: la justicia, el respeto y la verdad. 

"La justicia, a la multitud; compartí el pan con tu hermano. Los bienes primarios son comunes. Aprendé a compartir. Él en el Evangelio también va a ver cómo multiplicar el pan y cómo entregarse en el pan a través de la Eucaristía. Aprendé a compartir el pan, si querés convertirte; este mandamiento de la caridad, que es fruto de esta fraternidad en la cual el Señor nos ha creado y para la cual nos ha creado", destacó.

"Luego, cuando vienen los publicanos, a ellos le pide respeto a la gente. Que no les roben, que no les roben; que sean honestos. Les pide honestidad, que cumplan bien con su tarea, pero que no se aprovechen, que no roben. Finalmente, a los soldados. Que vivan la verdad, que no aprovechen en beneficio propio la violencia, que se conformen con lo suyo", concluyó.+