Francisco: la Virgen de Guadalupe, un mensaje de esperanza para los corazones incrédulos

  • 13 de diciembre, 2024
  • Ciudad del Vaticano (AICA)
El Santo Padre presidió la misa, en la basílica de San Pedro, en honor de la patrona de América, de la cual participaron más de 30 cardenales y 350 sacerdotes.

El Papa Francisco presidió, en la tarde del jueves 12 de diciembre, la misa en honor a la Virgen de Guadalupe, una de las advocaciones marianas más queridas por el pontífice. La celebración de la patrona de México y de América, tuvo lugar en la basílica de San Pedro, congregando a miles de fieles; además, 30 cardenales y más de 350 sacerdotes participaron también de la Eucaristía, amenizada con las voces de los coros de la Capilla Sixtina, del Colegio Mexicano y el Colegio Pío Latino de Roma.

La ternura de la maternidad de María
El Papa inició su breve homilía describiendo la imagen de María de Guadalupe, embarazada, que anuncia el nacimiento del Salvador, y con qué ternura la Virgen le dice al indio Juan Diego: 'No tengas miedo, ¿acaso no estoy yo aquí, que soy tu Madre?'.

"Se revela la maternidad de María. Y, sobre este misterio de Guadalupe -que, lamentablemente, tantas ideologías han querido derivar para sacar provecho ideológico-, me vienen a la mente tres cosas sencillas, pero que hacen al mensaje: la tilma, la Madre y la rosa; cosas muy sencillas".

El Papa destacó en ese sentido, la sencillez de la Virgen de Guadalupe, que se manifiesta en lo cotidiano, "y por eso se queda grabada en la humilde tilma. También se muestra con la belleza de las rosas que encuentra y lleva el indio como prueba de su aparición. La maternidad de María hace el milagro de llevar la fe a los corazones incrédulos de los prelados".

"¿No estoy aquí, que soy tu madre?"
El pontífice también advirtió sobre las múltiples teorías en torno al misterio de la Virgen de Guadalupe: "Todo lo que se diga del misterio guadalupano, más allá de este dogma, es mentira, es querer usarlo. El misterio de la Virgen es para venerarlo y sentir en los oídos: '¿Acaso no estoy aquí, que soy tu madre?', y usarlo en los momentos de la vida, buenos y malos", concluyó el Santo Padre, haciendo un llamamiento a tener presente la advocación de Guadalupe y recordar su mensaje de esperanza: "Nos vamos con la imagen de la Virgen en la tilma y escuchando como una cantinela que no tengamos miedo, porque ella está con nosotros".

La misa culminó con uno de los momentos más emotivos: el himno de La Guadalupana, y toda la ceremonia reafirmó, una vez más, el profundo vínculo del Papa Francisco con la Virgen de Guadalupe y con su mensaje universal de amor y esperanza.+