Mons. Puiggari presidió la ordenación diaconal del seminarista José Krenz

  • 10 de diciembre, 2024
  • Paraná (Entre Ríos) (AICA)
La ceremonia tuvo lugar en la parroquia San José, de Hasemkamp. En su homilía, el arzobispo de Parana animó al nuevo diácono a configurarse con Cristo, imitando sus virtudes.

El arzobispo de Paraná, monseñor Juan Alberto Puiggari presidió, el 6 de diciembre, la ordenación diaconal del seminarista José Javier Krenz en la parroquia San José, de Hasenkamp.

"En este tiempo de Adviento, durante el cual todo nos habla de esperanza, vamos a ser testigos de un motivo más para acrecentarla, ya que Dios regala a nuestra Iglesia, a un hermano nuestro, el orden del diaconado como paso previo al sacerdocio, configurándose, por la acción del Espíritu Santo, a Cristo servidor", expresó en su homilía.

A su vez, destacó que el diácono, para poder vivir en actitud de servicio, tiene precisamente que configurarse con Cristo: "No basta una asimilación meramente sacramental o funcional; deberá hacerlo con toda su vida y en su modo de ser, teniendo sus mismos sentimientos, para lo cual deberá encontrarse personalmente con Cristo vivo y real, desde la experiencia de la fe, que se acerca a través del Evangelio, se le hace presente en la Eucaristía y se comunica en la oración".

Dirigiéndose a Javier, le dijo: "Vas a ser propiedad exclusiva de Dios y de la Iglesia. Tendrás que salir de la propia voluntad, cerrada en sí misma, de la idea de autorrealización, para sumergirte en otra voluntad, la de Dios, y dejarte guiar por ella".

"El secreto de tu vocación es la amistad con Cristo y la adhesión fiel a su Voluntad. Cristo es todo, decía San Ambrosio; y San Benito exhortaba a no anteponer nada al amor de Cristo. Que Cristo sea todo para vos. Ofrecele a Él lo más precioso que tenés, como recordaba san Juan Pablo II: el oro de tu libertad, el incienso de tu oración fervorosa, la mirra del afecto más profundo", consideró.

Por eso, instó al nuevo diácono a imitar su humildad y mansedumbre, "virtudes imprescindibles de los verdaderos seguidores del Maestro, que confirman el compromiso de quien, en verdad, se sabe instrumento de Dios".

También lo animó a imitar la pobreza del Señor, fomentando una confianza filial y plena en la Providencia de Dios: "Sé pobre de espíritu, desapegando tu corazón de lo material, evitando toda ostentación y viviendo como peregrino en camino hacia la posesión eterna de Dios. La pobreza evangélica nos hace libres y mantiene el alma abierta a Dios y a los hombres. Pobreza que no es tanto la ausencia de bienes, sino el desapego, la lucha contra el consumismo y el uso instrumental al servicio pastoral".

El prelado concluyó agradeciendo "a todos los que te han apoyado para que puedas dar este paso. A tu familia, a los sacerdotes y comunidades de tus parroquias, especialmente de la basílica del Carmen, tu parroquia de origen, y San José de Hasenkamp, que te acompañó en este año pastoral, y muy especialmente a tus formadores del Seminario".+