Masiva participación en la fiesta patronal de la diócesis de Concepción

  • 9 de diciembre, 2024
  • Concepción (Tucumán) (AICA)
Desde distintas partes de la jurisdicción eclesiástica, los fieles llegaron el 8 de diciembre a esa ciudad del sur tucumano para celebrar a su patrona. El obispo, Mons. Díaz, presidió la misa central.

En la solemnidad de la Inmaculada Concepción de la Santísima Virgen María, miles de fieles llegaron hasta el santuario de la Inmaculada Concepción, en la ciudad tucumana de Concepción, cabecera de la diócesis homónima, para celebrar las fiestas patronales.

Los festejos comenzaron con las tradicionales peregrinaciones provenientes desde cientos de comunidades, con sus respectivos misachicos.

La celebración central de la Inmaculada, patrona de la diócesis, fue en la tarde-noche del mismo domingo 8: la misa concelebrada y la solemne procesión estuvieron presididas por el obispo de Concepción, monseñor José Díaz, y concelebradas por el obispo emérito, monseñor José María Rossi, y sacerdotes del clero diocesano.

"María, sin pecado concebida, es la discípula más perfecta del Señor", expresó el obispo al inicio de su homilía, en la que destacó también: "El saludo del Ángel a María, llamándola 'llena de Gracia', nos revela el contenido más profundo de la fiesta que hoy celebramos".

Sin embargo, señaló que, "a la vez de conmovernos por la cercanía de la Madre, nos enfrentamos con los hermanos con encono y dureza. Muchas veces, nos miramos como enemigos y generamos tratos marcados por la indiferencia y la animosidad malsana, que se traduce en difamaciones y calumnias, hasta incluso en persecuciones y ensañamiento".

Por eso, consideró: "Necesitamos una profunda conversión, tanto en el ámbito social como eclesial". Y añadió: "La invitación a la conversión es el primer llamado que Jesús hace. Y, en este tiempo, este llamado se ha acentuado. A todos nos toca dar buenas señales, que nos alienten en la esperanza de una vida nueva que genere una auténtica transformación".

"Por eso, miramos con esperanza el Año Jubilar que vamos a vivir a partir del próximo 24 de diciembre. Será un tiempo de gracia y esperanza. Podremos acercarnos al trono de la gracia y obtener el auxilio necesario para vivir en comunión con Dios y los hermanos", planteó.

En ese sentido, animó a que la Navidad sea "una oportunidad para encontrarnos y recuperar los lazos de fraternidad que nos hagan más humanos. Para descubrir al que está solo y sin nada, con la mayor pobreza, que es vivir sin ser amado ni reconocido ni siquiera por la propia familia".

Con un fuerte llamado a no bajar los brazos, concluyó asegurando: "Nuestros pueblos tienen una reserva moral extraordinaria, que nos llena de esperanza. Su fuerza mayor está en la presencia de Dios que, mediante su Espíritu, nos guía y nos da fortaleza. Que María Inmaculada nos proteja, acompañe y guíe como Estrella de nueva evangelización".

-> Texto completo de la homilía

Decenas de miles de fieles celebraron a la Virgen
Durante toda la noche, el templo permaneció abierto, con un gran tránsito de fieles. A la hora cero, la imagen de la Madre apareció por el portón, despertando un estallido de jubilosa fe: pañuelos, aplausos, lágrimas, emoción contenida, y se celebró la primera misa. A las 5, se celebró la segunda, que incluyó la imposición del manto de la Virgen a peregrinos y devotos.

Con el correr de las horas, fueron llegando los promesantes del sur de Concepción, desde Aguilares, los cuales venían caminando desde temprano junto con la imagen de su patrona, la Virgen del Carmen, acompañados por su párroco, el presbítero Juanino Díaz, junto a los sacerdotes Ariel Díaz Javier Bravo.

Minutos antes de las 6, llegó la peregrinación des la parroquia Sagrado Corazón de Jesús e Inmaculado Corazón de María, con sede en Arcadia, con pobladores rurales de 19 comunidades dispersas en el campo, con rezos, cánticos y mucha fe.

La caravana realizó la tradicional parada para rezar por los internos del penal número 3 de Concepción, mientras los internos rezaban al mismo tiempo el Rosario en la capilla del penal, todos unidos en la oración y el amor a la Madre de Dios. Al arribar al templo catedralicio, participaron de la misa presidida por el párroco, presbítero Camilo Zamorano.

Con el correr de las horas, fueron llegando los promesantes del este de Concepción, provenientes de la parroquia Nuestra Señora de la Merced. La peregrinación había pasado por Humaitá, San Ramón y La Bolsa, reuniendo a fieles de las comunidades de Medinas, Trinidad, San Ramón, La Bolsa, Yucumanita, Los Gucheas, Luján y Ciudacita (tierra de la Madre Mercedes del Carmen Pacheco). La misa fue presidida por el padre Daniel Flores Arias, administrador de esa parroquia. Los acompañó la imagen de Nuestra Señora de La Merced.

Para la misa de las 8, arribaron los fieles de la parroquia Nuestra Señora del Valle. La misa de esas comunidades fue presidida por el presbítero Álvaro Sánchez Rueda, a cargo de esas comunidades parroquiales.

Otra tradicional peregrinación sureña de la provincia es aquella a la que llaman de la "Virgencita del Arroyo": en esta oportunidad, se trató de una nutrida columna, que llegó ataviada de improvisados impermeables de plástico, debido a la pertinaz lluvia, que no amilanó a los caminantes, ya que la fe pudo más.

Por su parte, los fieles del oeste caminaron desde la parroquia Nuestra Señora de Fátima ,acompañados por el párroco, presbítero Juan Rodolfo Apud, fundador y director de la Radio Parroquial La Morenita del Valle, que desde el 104.5 del dial transmitió todas las celebraciones y sucesos de la solemnidad.

Fue incesante la llegada de columnas de peregrinos provenientes de todos los barrios de la ciudad. Portando sus amadas imágenes, presurosos y contritos, arribaron a la catedral desde la tarde anterior, y continuaron llegando en la mañana del domingo 8. Al son de bombos, cajas, redoblantes y flautas dejaron el sentir de sus corazones en los tradicionales misachicos.

Al terminar cada Eucaristía, cada peregrino recibió uno de los rosarios que habían sido donados por miles de feligreses en las visitaciones previas. Además, cada promesante buscó ser el receptor del "gesto de la colocación del Manto", como culminación de esa caminata por la fe y por la vida.

Por la tarde, antes de la misa central, se había llevado a cabo también un "Encuentro por el Bien Común y la amistad social", organizado por el Obispado de Concepción y el Consejo Diocesano de la Acción Católica.+