El párroco de Alepo: 'Tras las bombas, ahora el peligro es el hambre'

  • 6 de diciembre, 2024
  • Alepo (Siria) (AICA)
El padre Bahjat Karakach afirma que la parroquia es el punto de distribución de la ayuda, pero los recursos son limitados. Habló también de un pueblo "agotado por años de sufrimiento y estancamiento".

El miedo a los bombardeos está dejando paso al "peligro del hambre", un drama "real" para una población en una situación de creciente necesidad "aunque se siga distribuyendo pan por las calles". Así lo cuenta a AsiaNews el padre Bahjat Karakach, párroco de la iglesia de San Francisco de Asís en Alepo, en un testimonio que parte de los últimos días, en los que "el cielo permaneció en calma", sin la incesante lluvia de misiles o cañonazos. 

El padre Karakach añade que eso "tranquiliza un poco a la atemorizada población", cuya mayor preocupación ahora es buscar comida para llevar a la mesa, con unos "precios de los alimentos" que ahora "se han disparado", mientras las necesidades y carencias crecen cada vez más. 

Frente al avance de las milicias Hay'at Tahrir al-Sham (Hts), anteriormente afiliadas al Frente al-Nusra (emanación de Al-Qaeda en Siria), la situación sobre el terreno parece aún incierta, tanto en las zonas bajo su control (como es Alepo), como en Hama, donde se concentra ahora la batalla. La dirección del movimiento opositor ha asegurado moderación en la gestión de los territorios conquistados, garantizando espacio -y protección- a las minorías, incluidos cristianos, kurdos y alauíes. Un comandante de Ahrar al-Sham, otro grupo rebelde ultraconservador, hizo un llamamiento a la unidad y a la protección de cristianos y armenios, que siguen preparándose para las celebraciones navideñas rezando en las iglesias, aunque habrá que evaluar las garantías en las próximas semanas. 

Mientras tanto, en Hama, los rebeldes llevan dos días intentando entrar en la ciudad, hasta ahora contenidos por el ejército gubernamental gracias también al apoyo de las incursiones rusas. Anteriormente, los medios de comunicación estatales habían informado que las fuerzas leales al presidente Bashar al Assad habían repelido un ataque, mientras continuaban los intensos combates entre las partes. La zona ha permanecido en manos gubernamentales durante todo el conflicto civil, que estalló en 2011, y se considera un bastión pro-Assad. Su eventual caída supondría un duro golpe para Damasco (y sus aliados de Moscú y Teherán). La ciudad está a más de un tercio del camino entre Alepo y la capital siria, y su captura abriría el avance hacia Homs, encrucijada entre las regiones más pobladas del país.

"Nuestra iglesia", explica el padre Bahjat Karakach, "se ha convertido en un punto de distribución muy conocido en los barrios, pero el aumento del número de personas que piden alimentos nos pone en dificultades, porque nuestras posibilidades son limitadas. Y es motivo de gran tristeza -añade- que no podamos alimentar a todo el mundo". En este contexto de extrema necesidad, explota la "bomba de la pobreza" y el "hambre", evocada repetidamente en el pasado por el nuncio apostólico en Siria, el cardenal Mario Zenari; "la prioridad -explica- es alimentar a los niños y a los ancianos", añade el sacerdote.

A ello, se añaden las demás necesidades básicas de la vida cotidiana, que a menudo faltan, como "la electricidad", de la que no se dispone "durante muchas horas". Sin embargo, la noticia positiva de estos días "es la disponibilidad de gasolina suficiente, obviamente para los que tienen dinero en el bolsillo, porque un litro", dice el sacerdote, "cuesta casi la décima parte de un salario medio". "Los empleados tuvieron mala suerte", añade, "porque a finales de noviembre no pudieron cobrar sus salarios, y ahora tienen que arreglárselas hasta que se resuelva el problema de su empleo".

"Las fuerzas de la oposición", prosigue el testimonio confiado a AsiaNews por el padre Bahjat, "están trabajando duro para normalizar la vida en la ciudad, y es fácil ver lo preocupadas que están por dar una nueva imagen de sí mismas al mundo, que las observa en estos días". Las fuerzas antigubernamentales que han tomado el control de Alepo, prosigue, "envían mensajes de tolerancia y civilización, crean comisiones de seguridad, se ponen a disposición de cualquier petición, etc.". "Han empezado a limpiar las calles", subraya también, "de la basura que se había acumulado, y traen suministros de diversa índole, en un intento de satisfacer las necesidades de una gran ciudad como Alepo y de todos sus habitantes".

En la que fue la capital económica y comercial de Siria, además de haber sido durante mucho tiempo el corazón y epicentro del conflicto en su fase más oscura, entre 2014 y 2016, 'soplan vientos de cambio'. Nada definitivo, pero suficiente para traer "algo de esperanza", explica el sacerdote, "a un pueblo agotado por años de sufrimiento y estancamiento"; aunque todo ello "aún no es suficiente para tranquilizar a la gente: algunos siguen preguntándose qué es lo correcto, si irse o quedarse", explica el párroco de la iglesia de San Francisco.

El temor más extendido es que "el fuego de la batalla" pueda "reavivarse pronto" en la ciudad. "¿Y si hubiera bombardeos contra civiles?, ¿y si la tolerancia mostrada hoy se convirtiera mañana en leyes discriminatorias?", se siguen preguntando los habitantes de Alepo, por cuestiones que de momento no parecen tener aún respuesta.

"Todas estas son preguntas legítimas", concluye el párroco en su reflexión, "que la gente se hace con insistencia y preocupación, preguntas a las que nadie sabe responder por el momento. Toda la esperanza está puesta en que estos acontecimientos puedan ser una oportunidad real para una solución política definitiva y, mientras esto no se consiga, lo que queda es el miedo y la sensación de peligro con la que la gente de Alepo lleva años conviviendo".+