Buenos Aires: la comunidad peruana celebró al Señor de los Milagros

  • 29 de octubre, 2024
  • Buenos Aires (AICA)
Fue en la basílica Nuestra Señora de la Piedad. La misa fue presidida por el arzobispo emérito de Rosario, monseñor José Luis Mollaghan. A su término, multitudinaria procesión por el barrio.

La basílica Nuestra Señora de la Piedad de la Ciudad de Buenos Aires, fue escenario el domingo 27 de octubre de la fiesta del Señor de los Milagros, que contó con la participación de esa hermandad y de un grupo numeroso de fieles de la comunidad peruana de Buenos Aires.

La celebración eucarística fue presidida por el arzobispo emérito de Rosario, monseñor José Luis Mollaghan, y concelebrada por el párroco, presbítero Raúl Laurencena.

En su homilía, el prelado se refirió al Señor de los Milagros y recordó que "desde la cruz nos manifiesta el amor de Dios, nos mueve a ser pacientes, y finalmente a ser serviciales como Él, que no vino a ser servido, sino a servir".

"El encuentro con Jesús, con el Señor de los Milagros, es un encuentro con una persona viva, que vive y nos ama. ¿Acaso no es lo que sentimos hoy, que nos encontramos a los pies de la cruz?", manifestó.

Monseñor Mollaghan subrayó que "hoy miramos a la cruz, para ver al Señor. Así como cuando sanaba a los enfermos, multiplicaba el pan, y consolaba a quienes se acercaban a Él, hoy también nos cura con su gracia, y nos invita a superar con paciencia muchas situaciones difíciles y a veces angustiosas, y sabemos cuántas son para los enfermos, para quienes están solos, para los más pobres y para quienes sufren las divisiones y las guerras".

"Jesús -agregó- se compadece de nuestras debilidades para enseñarnos un camino de confianza en Él, y para despertar en nosotros, en tantos casos, la cercanía y la solidaridad fraterna". Citó también varios pasajes de la reciente encíclica del Papa Francisco "Dilexit nos", referida al corazón y al amor de Cristo.

Finalmente, pidió que el Señor de los Milagros que "nos mueva a servir y contribuir con nuestra atención y servicio fraterno también al bien que esperamos. Es decir, ser felices de servir, ya que esto tiene consecuencias no sólo en nuestra vida, sino también en la sociedad, y así, amando a Jesús, el mundo, pueda cambiar".

Luego de la misa se llevó en procesión la venerada cruz del Señor de los Milagros junto a la imagen de la Virgen dolorosa, que recorrieron las calles del barrio, acompañada por cientos de fieles con sus estandartes.+

-> Texto completo de la homilía