Líderes del Sínodo responden preguntas de universitarios norteamericanos
- 19 de octubre, 2024
- Ciudad del Vaticano (AICA)
Los cardenales Mario Grech y Jean-Claude Hollerich, junto a una monja y un obispo estadounidenses involucrados en el Sínodo en curso, se reunieron con un grupo de 140 estudiantes.
Unos 140 estudiantes universitarios, principalmente procedentes de América del Norte, se reunieron en el Aula Pablo VI el viernes por la tarde, para dialogar directamente con los responsables de la Secretaría del Sínodo.
El acto, titulado "Estudiantes universitarios en diálogo con los líderes del Sínodo", contó con una serie de preguntas relevantes planteadas por los estudiantes y respondidas por los cardenales Mario Grech, secretario general del Sínodo, y Jean-Claude Hollerich, relator del Sínodo, por la hermana Leticia Salazar, canciller de la diócesis de San Bernardino, y por el obispo Daniel Flores, de la diócesis de Brownsville, en el sur de Texas.
La reunión tomó la forma de una "mesa redonda", similar a la adoptada durante parte de los trabajos del Sínodo en curso.
La importancia fundamental de escuchar
La mayoría de los 140 estudiantes, que viajaron a Roma fundamentalmente para reunirse con los responsables del Sínodo, eran de los Estados Unidos, pero la primera en hablar fue una joven de Trinidad y Tobago residente en el país norteamericano, quien compartió la difícil experiencia de expresar su fe en una cultura extranjera. En respuesta, el cardenal Mario Grech subrayó que el Sínodo en curso, más que los anteriores, presta especial atención a la necesidad de escuchar, lo que se traduce en una mayor implicación de los participantes en las deliberaciones. Recordó asimismo que, en el Sínodo sobre la Familia, sólo participaron 80 de 114 conferencias episcopales, pero ahora participan 112. También destacó la gran respuesta a las consultas en línea y la "importancia fundamental de escucharse", no sólo entre sí, sino también al Espíritu Santo, "que hace que la Iglesia se vuelva más sinodal, creando una cultura del encuentro arraigada en la escucha".
En respuesta a la siguiente pregunta, el secretario general del Sínodo llamó la atención sobre la necesidad de escuchar a la persona en su totalidad, no sólo las opiniones que expresa, y señaló que la polarización que caracteriza al mundo moderno es lo opuesto a la sinodalidad. Destacó al respecto que la Iglesia debe ofrecer al mundo buenos ejemplos de diálogo en situaciones de división.
La sinodalidad no amenaza la credibilidad
La tercera pregunta se refirió a la preocupación de que la importancia atribuida al proceso sinodal pudiera afectar la fidelidad a la Tradición y la Verdad. Monseñor Flores aseguró, en su respuesta, que la sinodalidad no amenaza la misión de predicar el Evangelio, y que abrirse a la escucha de personas con diferentes puntos de vista pretende ayudar a comprender la realidad en la que viven aquellos a quienes la Iglesia quiere llevar la Buena Nueva. Recordó que el Espíritu Santo es garante de la unidad y el orden en la Iglesia, y que el proceso sinodal promueve el entendimiento, sin desconocer los fundamentos de la enseñanza de la Iglesia.
Los jóvenes también discutieron sobre el tema de traducir los contenidos discutidos durante la reunión sinodal en acciones específicas de las comunidades locales, así como la posibilidad de incluir a los laicos en el diálogo interreligioso, lo que puede ser una lección de sinodalidad basada en el intercambio de experiencias de varias tradiciones.
"Necesitamos demostrar que no nos limitamos a las conversaciones. Debemos actuar juntos, encontrarnos y crecer en el respeto mutuo, el amor y la amistad, trabajando por el bien de la humanidad", enfatizó el cardenal Hollerich.
Pasar de la discusión a la acción
Joseph, un estudiante de Nueva Orleans involucrado en el ministerio juvenil, preguntó, en ese sentido, cómo el sínodo podría transformar las discusiones en acciones concretas.
La hermana Leticia Salazar, al responderle, destacó la naturaleza transformadora del proceso sinodal y lo comparó con la invitación de san Ignacio de Loyola a experimentar la Sagrada Escritura como si uno estuviera presente en la escena. Sentarse en las mismas mesas que los participantes del Sínodo, dijo, es una experiencia poderosa que fomenta la comunión y la transformación.
La sinodalidad en la formación teológica y ministerial
Fabio, de El Salvador, estudiante de Teología, preguntó cómo los seminarios y las escuelas teológicas podrían fomentar la sinodalidad.
El obispo Flores respondió animando a los teólogos y seminaristas a involucrarse con las realidades de las personas a las que sirven. Subrayó la importancia de salir de los entornos académicos para experimentar las vidas de los marginados.
El cardenal Grech añadió, por su parte, que los seminarios y los programas teológicos deben reevaluarse desde una perspectiva sinodal. Invitó a los estudiantes y teólogos a contribuir a esta conversación en curso, subrayando que la sinodalidad debe permear todos los niveles de la formación de la Iglesia.
Diálogo interreligioso y sinodalidad global
Mika, de Cincinnati, hizo la sexta y última pregunta, que versó sobre cómo la Iglesia podría apoyar a los laicos en la promoción del diálogo interreligioso y qué lecciones podría aprender la sinodalidad de otras tradiciones religiosas.
Hollerich enfatizó que la sinodalidad puede enseñar al mundo que la religión no debe ser una fuente de conflicto, sino más bien un camino hacia una mayor fraternidad, y pidió a la Iglesia actuar, junto con otras tradiciones religiosas, para abordar los desafíos globales, como la justicia social y ecológica, como hermanos y hermanas unidos por una misión común.
"Tenemos que demostrar que no nos limitamos a hablar, tenemos que actuar juntos, encontrarnos y crecer en estima, amor y amistad, y actuar por el bien de la humanidad. Eso es parte de nuestra misión, y parte de esa misión es también anunciar a Dios", afirmó.+