Sínodo 2024: hacia un nuevo impulso misionero, con estructuras renovadas

  • 16 de octubre, 2024
  • Roma (Italia) (AICA)
El vocero episcopal, Pbro. Máximo Jurcinovic, compartió sus impresiones sobre los temas que la Asamblea sinodal, -en curso en Roma-, está poniendo sobre la mesa para la reflexión de los participantes.

"No se trata solo de cambiar estructuras, sino de promover un verdadero cambio de mentalidad y de corazón", aseguró el director de la Oficina de Comunicación y Prensa de la Conferencia Episcopal Argentina (CEA), presbítero Máximo Jurcinovic, al compartir sus impresiones sobre el espíritu y las reflexiones que "los padres y madres sinodales" están llevando a cabo en el seno de la segunda asamblea del Sínodo de la Sinodalidad, en su tercera semana de deliberaciones.

"El Sínodo ha encendido grandes esperanzas en torno a la renovación de las estructuras de la Iglesia, con el fin de impulsar una nueva etapa en su misión evangelizadora", aseguró Jurcinovic, y subrayó que "la Asamblea Sinodal representa, para muchas personas, una fuente de profunda esperanza". 

El vocero del episcopado argentino recuerda que, desde el primer momento "el Papa Francisco subrayó que este proceso es, ante todo, un ejercicio de escucha activa: una mirada que penetra en la profundidad de los desafíos actuales, para luego encontrarse en un diálogo renovado con el mundo".

De ahí que el deseo del pontífice sea que "el diálogo sinodal ofrezca una respuesta de la Iglesia a un mundo desgarrado por la violencia, invitándolo a retomar el camino de la fraternidad y el diálogo". 

Jurcinovic destaca asimismo que "el modelo sinodal de escucha y conversación espiritual busca promover la fraternidad", y añadió: "Mirarse en la diversidad, reconocerse como hermanos y construir, desde allí, nuevas rutas hacia un entendimiento renovado, que es lo que la sociedad necesita urgentemente".

"Lugares"
Esta semana, los padres y madres sinodales han centrado su reflexión en el tema de los "Lugares", uno de los puntos del Instrumentum Laboris. El discernimiento se enfoca en cómo la Iglesia se hace presente en diferentes realidades sociales, culturales y geográficas, desde las parroquias tradicionales hasta los espacios digitales y los márgenes sociales. 

El vocero de la CEA señala que "se invita a reflexionar sobre los 'Lugares', no solo como espacios físicos, sino como dimensiones existenciales, en las que la Iglesia debe caminar junto a las personas, y discernir y renovar su misión de acuerdo con los desafíos actuales".

Sobre este punto, el presbítero subraya la importancia de que la Iglesia esté presente en "los lugares donde ocurre el diálogo con otras culturas, religiones y visiones del mundo. Se trata de espacios donde la fe y la vida cotidiana se entrelazan, y donde aquellos que se sienten alejados o excluidos pueden encontrar acogida", y consideró este proceso como "fundamental para redescubrir el llamado de la Iglesia a renovar su misión evangelizadora y generar encuentros significativos con las realidades del mundo contemporáneo".

Cambiar la mentalidad y el corazón
El padre Jurcinovic explica que este enfoque implica "una revisión profunda de cómo la Iglesia se organiza y actúa en estos lugares", y destaca que "cada fiel, desde los laicos hasta los líderes, debe asumir su papel esencial en la misión de la Iglesia", afin de "superar el clericalismo y abrir nuevos caminos para que la voz de todos, especialmente la de los laicos, resuene con fuerza en los espacios de discernimiento y acción pastoral".

"No solo se trata de un cambio organizativo, insiste el vocero episcopal, sino de una oportunidad para revitalizar la misión de la Iglesia en el mundo contemporáneo. La renovación de las estructuras no es un simple ajuste técnico, sino un paso necesario para que la Iglesia sea más fiel a su esencia sinodal, centrada en la escucha, el diálogo y la corresponsabilidad".

De ese modo, no sólo se optimizaría la organización interna de la Iglesia sino que también se reforzaría "su identidad misionera, acercándola a las periferias físicas y existenciales, donde su presencia es más necesaria". 

"Es un proceso de purificación profunda de modos y actitudes, concluye Jurcinovic, para que la Iglesia brille en el mundo de hoy como un espacio de acogida, donde nadie se sienta excluido".

La esperanza es que esa renovación, guiada por el Espíritu, no solo transforme las estructuras de la Iglesia, sino que le permita desplegar un nuevo impulso misionero, que responda a las urgentes necesidades del mundo actual.

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