Sínodo 2024: el Papa alentó a una nueva relación entre la jerarquía y los laicos
- 2 de octubre, 2024
- Ciudad del Vaticano (AICA)
En la apertura de la segunda sesión de la XVI Asamblea General del Sínodo, Francisco destacó el camino recorrido desde el Vaticano II y pidió no enfrentar jerarquía y laicos.
El Papa Francisco presidió hoy la apertura de la segunda sesión de la XVI Asamblea General del Sínodo, en el Vaticano, defendiendo una nueva relación entre jerarquía y laicos, particularmente en el ejercicio del ministerio de los obispos.
El Sínodo de los Obispos es "una entidad plural y sinfónica capaz de sostener el camino y la misión de la Iglesia católica, ayudando eficazmente al obispo de Roma en su servicio a la comunión de todas las Iglesias y de toda la Iglesia", recordó Francisco, siguiendo a Pablo VI, e instó a considerar la asamblea sinodal "como un proceso y no simplemente como un acontecimiento".
"La composición de esta XVI Asamblea es más que un hecho contingente. Expresa una manera de ejercer el ministerio episcopal coherente con la Tradición viva de la Iglesia y con la enseñanza del Concilio Vaticano II: el obispo, como cualquier otro cristiano, nunca puede pensar en sí mismo sin el otro", defendió el pontífice en el Aula Paulo VI.
La sesión sinodal cuenta con 368 miembros con derecho a voto, de los cuales 272 son obispos; Como ocurrió en 2023, más de 50 votantes son mujeres, entre religiosas y laicas de varios países.
En un espacio dispuesto con varias mesas circulares, colocadas al mismo nivel, como ocurrió en 2023, Francisco destacó que la presencia, como "miembros de pleno derecho", de un número importante de laicos y consagrados (hombres y mujeres), diáconos y sacerdotes, es una decisión tomada "en coherencia con la comprensión del ejercicio del ministerio episcopal" expresada por el Concilio Ecuménico Vaticano II (1961-1965).
"El obispo, principio y fundamento visible de la unidad de la Iglesia particular, no puede vivir su servicio sino entre el pueblo de Dios", afirmó.
No al enfrentamiento entre jerarquía y laicos
La intervención rechazó la idea de que el Sínodo enfrentaría a la jerarquía con los laicos.
"No se trata ciertamente de sustituir uno por otro, alentados por el grito: ahora nos toca a nosotros. Esto no está bien", observó.
El Papa subrayó la necesidad de reflexionar sobre las formas que el ejercicio de la autoridad episcopal está llamado a tomar "en una Iglesia consciente de ser constitutivamente relacional y, por tanto, sinodal".
El hecho de que estemos reunidos aquí -Obispo de Roma, obispos representantes del episcopado mundial, laicos y laicas, consagrados, diáconos y sacerdotes testigos del camino sinodal, junto con los delegados fraternos- es un signo de la voluntad de la Iglesia de escucha la voz del Espíritu Santo".
La nueva sesión se extenderá hasta el 27 de octubre, con el tema 'Por una Iglesia sinodal: participación, comunión, misión'; La primera sesión tuvo lugar en octubre de 2023, tras una consulta global lanzada por el Papa dos años antes.
Proceso de aprendizaje
"La XVI Asamblea Ordinaria del Sínodo de los Obispos, ahora en su segunda sesión, está representando de manera original este 'caminar juntos' del pueblo de Dios", sostuvo Francisco.
El Papa habló de un "proceso de aprendizaje", en el que "la Iglesia aprende a conocerse mejor a sí misma y a identificar las formas de acción pastoral más adecuadas a la misión que le ha sido confiada".
El discurso expresó la esperanza de que "se cree una Iglesia verdaderamente sinodal en misión, que sepa ir más allá de sí misma y habitar las periferias geográficas y existenciales".
Durante la vigilia penitencial tuvimos esta experiencia. Pedimos perdón, reconocemos que somos pecadores. Dejamos a un lado nuestro orgullo, dejamos de lado la presunción de sentirnos mejores que los demás. ¿Nos hemos vuelto más humildes?"
Es la humildad solidaria y compasiva de quien se siente hermano de todos, sufriendo el mismo dolor y reconociendo en las llagas y llagas de cada uno las llagas y llagas de Nuestro Señor".
Bajo la guía del Espíritu Santo
La intervención evocó, en varias ocasiones, la importancia del Espíritu Santo, como "guía" para el trabajo de las próximas semanas.
"El Espíritu Santo nos acompaña siempre", reiteró una vez más Francisco: "Es consuelo en la tristeza y en las lágrimas, sobre todo cuando -precisamente por el amor que tenemos a la humanidad- ante las cosas que no van bien, las injusticias que prevalecen, la obstinación con la que nos resistimos a responder con el bien ante el mal, la dificultad para perdonar, la falta de coraje para buscar la paz, nos vence el desánimo, nos parece que no queda nada por hacer y nos dejamos caer en la desesperación. El Espíritu Santo seca las lágrimas y consuela porque comunica la esperanza de Dios. Dios no se cansa, porque su amor no se cansa".
"El Espíritu Santo penetra en esa parte de nosotros que a menudo se parece mucho a los tribunales, donde juzgamos a los acusados y formulamos nuestras sentencias, la mayoría de las veces condenatorias", el otro ejemplo elegido por el Papa: "Dios acoge a todos, siempre, y a todos ofrece nuevas posibilidades de vida, hasta el último momento. Por eso debemos perdonar siempre a todos, conscientes de que la voluntad de perdonar nace de la experiencia de haber sido perdonados".
Servicio a la Iglesia
El Sínodo de los Obispos, instituido en 1965 por San Pablo VI, tras el Concilio Vaticano II, puede definirse, en términos generales, como una asamblea de representantes de los episcopados católicos de todo el mundo, a los que se unen expertos y otros invitados, con la tarea de ayudar al Papa en el gobierno de la Iglesia.
"En los sesenta años transcurridos desde entonces, hemos aprendido a reconocer en el Sínodo de los Obispos un tema plural y sinfónico, capaz de sostener el camino y la misión de la Iglesia católica, ayudando eficazmente al Obispo de Roma en su servicio a la Iglesia, comunión de todas las Iglesias y de la Iglesia entera", dijo Francisco.+