Tierra Santa: los conventos franciscanos abren sus puertas a los desplazados
- 26 de septiembre, 2024
- Beirut (Líbano) (AICA)
La Custodia de Tierra Santa no es ajena a la ola de violencia que afectó al sur del Líbano. La guerra afecta la vida de todos. Las escuelas se convirtieron en refugios para los desplazados.
Los conventos franciscanos de la Custodia de Tierra Santa en el Líbano no son ajenos a la ola de violencia que afectó especialmente al sur del país. Los conventos de Beirut, Harissa y Trípoli no fueron blanco de cohetes, ni de misiles por el momento, mientras que el de Tiro se encuentra en una zona afectada por los bombardeos y necesitada de ayuda a las personas que huyen del Sur, informó la Custodia de Tierra Santa.
Norte y sur
Fray Najib Ibrahim, guardián del convento de Harissa y delegado de la Custodia de Tierra Santa para el Líbano manifestó: "Estamos preocupados porque la guerra afecta la vida de todos. Las escuelas están cerradas porque muchas se han convertido en refugios para personas desplazadas. Muchos no pueden permitirse el lujo de alquilar una casa o ir a un hotel. En los últimos días las carreteras hacia Beirut estuvieron bloqueadas debido a la cantidad de autos y personas que huían. En el norte no faltan alimentos ni combustible, pero al sur no llega nada".
En las parroquias y conventos de la Custodia "rezamos cada día el rosario, pidiendo a Dios la paz en el Líbano y en todo Oriente Medio, por intercesión de Nuestra Señora".
Tiro, puertas abiertas
"La situación es dramática" explica fray Toufic Bou Mehri, del convento de Tiro, una franja de tierra que se adentra en el mar, a unos treinta kilómetros de la frontera israelí. También aquí han caído algunas bombas. "Abrimos las puertas del convento para acoger a los que escapan de los pueblos del sur. Ahora tenemos decenas de familias acampadas, que huyeron sin llevarse nada, sin saber siquiera dónde ir".
No oculta las dificultades: "la gestión de los refugiados es muy compleja, especialmente desde el punto de vista higiénico-sanitario. Intentamos estar cerca de estas personas, hacerlas sentirse acogidas".
Escuelas cerradas
Desde el convento de San Antonio, fray Toufic visita los distintos pueblos del sur del Líbano y va cada domingo a la parroquia católica de Deir Mimas, a unos 70 kilómetros de Tiro, tan solo a cuatro kilómetros de la frontera israelí, frente a Metula. Lo volvió a hacer el pasado domingo. "Llevé material escolar para los niños, para el comienzo del curso, pero no tuvieron tiempo de utilizarlo. Todos huyeron, ahora las escuelas están cerradas, la situación es dramática y no vemos el final".
Trípoli, listos para recibir
En Trípoli, al norte del país, llegan los ecos de la guerra y el miedo empieza a cundir entre la gente. Como frailes de la Custodia "llevamos tiempo almacenando provisiones", cuenta fray Quirico Calella. "Nuestro convento es el centro de evacuación para los italianos, en caso de emergencia. Hemos comprado cierta cantidad de agua y artículos de primera necesidad". De momento, "solo una familia ha pedido hospitalidad, pero creemos que en los próximos días la demanda será mayor. Trataremos de ayudar a todos los que llegue, además de a las personas a las que ya asistimos".+