México tiene nuevo beato: Moisés Lira Serafín
- 15 de septiembre, 2024
- Ciudad de México (AICA)
El Card. Semeraro, prefecto del Dicasterio para las causas de los Santos, propuso Lira Serafín como un ejemplo para quienes han tenido una infancia y una juventud afectivamente pobres.
México tiene un nuevo beato. Se trata del sacerdote Moisés Lira Serafín, de los Misioneros del Espíritu Santo y fundador de las Misioneras de la Caridad de María Inmaculada, cuya beatificación se llevó a cabo el sábado 14 de septiembre, en la basílica de Guadalupe, de la capital mexicana.
La ceremonia fue presidida por el cardenal Marcello Semeraro, prefecto del Dicasterio para las Causas de los Santos, y concelebrada por el cardenal Carlos Aguiar Retes, arzobispo de México, sus obispos auxiliares y al menos una docena de obispos de otras diócesis mexicanas, entre ellos el presidente del episcopado y arzobispo de Monterrey, Rogelio Cabrera López.
Ante una basílica colmada de fieles y sacerdotes, el rito de la beatificación se inició, como es tradición, con la petición del arzobispo primado de México, cardenal Carlos Aguiar Retes, al Papa Francisco, de conceder la beatificación al siervo de Dios: "Eminencia Reverendísima, como arzobispo primado de México, a nombre de todos los obispos de la Conferencia del Episcopado Mexicano, de la Familia de la Cruz y de la Iglesia que peregrina en esta arquidiócesis, pido humildemente a Su Santidad, el Papa Francisco, que se digne inscribir en el número de los beatos al venerable siervo de Dios Moisés Lira Serafín".
Acto seguido, el postulador de la causa de canonización, el padre David Padrón Delgado, de los Misioneros del Espíritu Santo, leyó la reseña biográfica del padre Moisés, destacando que fue un amante del silencio y de la contemplación, así como su profundo amor a Dios, que se tradujo en una vida religiosa ejemplar.
"Además, tenía una devoción filial a la Virgen María y era un hombre de oración intensa, que destacó por su obediencia, alegría, humildad y sencillez, así como por un gran sentido de fraternidad comunitaria. Vivió todos los acontecimientos de su vida, incluso los más dolorosos, a la luz de la fe", dijo el padre Padrón.
El nuevo beato será celebrado el 25 de junio
Posteriormente, el cardenal Marcello Semeraro leyó en latín la Carta Apostólica con la que el Papa Francisco aceptó beatificar al siervo de Dios Moisés Lira Serafín, la cual fue traducida por el arzobispo de Monterrey, Rogelio Cabrera López.
En ella, se rezaba: "Nosotros, acogiendo los deseos de nuestro hermano, Carlos Cardenal Aguiar Retes, arzobispo de la metrópolis mexicana, y de muchos otros hermanos del Episcopado, así como de muchos fieles cristianos, después de haber considerado el parecer de la Congregación para las Causas de los Santos, con nuestra autoridad apostólica, concedemos que el venerable siervo de Dios, Moisés Lira Serafín, presbítero profeso de los Misioneros del Espíritu Santo, fundador de la Congregación de las Misioneras de la Caridad de María Inmaculada, pastor humilde según el corazón de Cristo, quien, unido totalmente a la Divina Providencia, fue testigo verdadero de la caridad evangélica, de ahora en adelante sea llamado beato y se pueda celebrar cada año su festividad el 25 de junio, día en que nació para el cielo, en los lugares y según los modos establecidos por el derecho. En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén".
Seguidamente, el momento más emotivo fue la develación de la imagen del nuevo beato, colocada al costado izquierdo de la imagen de la Virgen de Guadalupe, la cual fue acompañada con el himno de la beatificación, titulado "Dios es mi padre", escrito por un sacerdote de los Misioneros del Espíritu Santo, el padre José Marcos Alba.
En ese momento, también se recibió la reliquia de primer grado del padre Moisés Lira Serafín, entregada por una religiosa de la Congregación de las Misioneras de la Caridad de María Inmaculada y por la madre de Lisette, una joven a la que, 20 años atrás, cuando se encontraba en el vientre de su madre, se le detectó una enfermedad incurable: hidropesía fetal, de la cual sanó milagrosamente luego de que su madre la encomendara al nuevo beato.
Un ejemplo de vida para quienes sufrieron en su infancia
En su homilía, el cardenal Semeraro se refirió al beato Moisés Lira como un hombre que supo reproducir en sí mismo la imagen de Cristo, manso y humilde.
"Nuestro beato, cuando hablaba sobre Dios, lo hacía como un verdadero hijo, y cuando hablaba de Dios, se refería a Él como un verdadero Padre, haciéndolo con una ternura que impresionaba".
El cardenal lo presentó también como un modelo para aquellas personas que han tenido una infancia y una juventud afectivamente pobres.
"Los testimonios decían de él que le encantaba hacer feliz a todo el mundo, y era evidente que su alegría brotaba de su interior, por su relación estable con Dios", dijo el responsable del Dicasterio de la Causa de los Santos.
También se refirió al especial carisma que tenía en la dirección espiritual, que ejerció no sólo en la celebración del sacramento de la Penitencia, al que dedicaba de seis a ocho horas diarias, sino en el acompañamiento a muchas personas, a quienes también orientó en su opción de vida.
Un homenaje a la Virgen de Guadalupe
El cardenal Semeraro agradeció al Papa Francisco el haberlo enviado como delegado especial para esta beatificación en la basílica de la Virgen de Guadalupe, a quien honró con las propias palabras del Pontífice, quien "dijo en una ocasión: 'Vivimos un tiempo lleno de fragmentos de guerra, de injusticia, de hambre, de pobreza y de sufrimiento'. Y agregó: 'Sin embargo, la fe, el amor y la condescendencia divina nos enseñan que también este es un tiempo propicio de salvación, en el que el Señor, por medio de la Virgen de Guadalupe, nos sigue dando a su Hijo, que nos llama a ser hermanos, a dejar de lado el egoísmo, la indiferencia y a ser buenos amigos'".
La celebración concluyó con un agradecimiento del cardenal Carlos Aguiar Retes al cardenal Semeraro por haber celebrado la beatificación, y reconoció el trabajo que realiza para la Santa Sede: "Nuestra gratitud de todos los presentes la expresamos con un gran cariño, porque sabemos la encomienda que el Papa Francisco te ha dado, de discernir todas las causas que llegan a Roma, con la intención de ser declarados beatos y posteriormente santos. Es una labor que deja, en el corazón de quien trabaja en eso, todas las virtudes que ahí se analizan. Que el Señor te siga bendiciendo en esta labor tan hermosa y te encomendamos a nuestra madre María de Guadalupe".+