El Papa, horrorizado por los ataques terroristas en Burkina Faso
- 1 de septiembre, 2024
- Ciudad del Vaticano (AICA)
El 24 de agosto, unos 100 hombres asesinaron en Barsalogho a cientos de personas. El mismo día, la aldea de Koumla fue también atacada y fueron asesinadas 26 habitantes en la iglesia católica local.
El Papa Francisco lamentó las víctimas producidas a causa de los recientes y brutales ataques terroristas en Burkina Faso, perpetrados en la iglesia de una pequeña aldea y en otros lugares.
"Condeno esos atroces ataques contra la vida humana, y expreso mi solidaridad a toda la nación y mi más sentido pésame a las familias de las víctimas", dijo el pontífice este domingo 1º de septiembre, tras el rezo del Ángelus en la Plaza de San Pedro.
"Con gran tristeza, he sabido que, el sábado 24 de agosto, cientos de personas, entre ellas mujeres y niños, murieron y muchas más resultaron heridas, en un ataque terrorista en la comunidad de Barsalogho, en Burkina Faso", dijo Francisco.
"Que la Virgen María ayude al amado pueblo de Burkina Faso a recuperar la paz y la seguridad", concluyó.
El ataque
El 24 de agosto, más de 100 hombres armados a bordo de motocicletas invadieron la localidad de Barsalogho, y cientos de personas murieron en el ataque. Apenas unas horas más tarde, la pequeña aldea de Koumla fue también atacada, y 26 personas fueron asesinadas en la iglesia católica local. El miércoles 28 de agosto, el obispo de Kaya -en cuya jurisdicción se encuentra Barsalogho-, monseñor Théophile Naré, organizó una jornada de oración por las víctimas de su diócesis.
Aunque no se ha confirmado por el momento que ambos ataques fueran llevados a cabo por el mismo grupo, se cree que se trata del Jama'at Nusrat al-Islam wal Muslimin (JNIM), un grupo paramilitar vinculado a al-Qaeda.
Ataque dirigido a los católicos
El segundo ataque tuvo como objetivo específico la Iglesia católica de Koumla. Los atacantes ahuyentaron a mujeres y niños y reunieron a los hombres, para atarlos antes de ejecutarlos a cada uno de ellos. A continuación, los atacantes prendieron fuego a casas y propiedades, y robaron varias reses antes de huir. El ataque se cobró la vida de 26 hombres, probablemente todos católicos. La población del país es aproximadamente un 64% musulmana y un 20% católica.
Burkina Faso es uno de los países más pobres del mundo, lo que según los analistas lo hace particularmente vulnerable a la radicalización. Los grupos terroristas, incluidos los vinculados a Al Qaeda y al Estado Islámico, comenzaron a perpetrar ataques en el país en 2016. Más de 2 millones de ciudadanos han sido desde entonces desplazados, debido al conflicto. La inseguridad alimentaria también está generalizada.
La nueva ola de ataques ha reabierto las heridas en la comunidad católica. El 25 de febrero de este año, de hecho, militantes armados atacaron una iglesia católica en Essaka, al norte de Burkina Faso, mientras se celebraba allí una misa. A causa del hecho, murieron 15 personas y otras dos resultaron heridas.
El portavoz del gobierno central, Jean-Emmanuel Ouedraogo, condenó el ataque como "cobarde y bárbaro". En una aparición retransmitida a nivel nacional, denunció a las "hordas de delincuentes" que "atacan a mujeres, niños, ancianos y hombres sin discriminación".
En una declaración similar, el ministro de Seguridad reiteró que las fuerzas armadas del país "darán una respuesta para que el enemigo sepa que nunca más aceptaremos semejante barbarie en nuestro suelo".
La oración del Papa por las víctimas del derrumbe del santuario de Recife
Después de rezar por las víctimas de los atentados terroristas en el país africano, el Papa dirigió su pensamiento a los muertos y heridos luego del derrumbe del santuario de Recife, en el Brasil. "Rezo también por las víctimas del incidente ocurrido en el santuario de Nossa Senhora da Conceição, en la ciudad de Recife. Que el Señor Resucitado consuele a los heridos y a sus familias", expresó el Papa.
El derrumbe del techo del santuario Morro da Conceição, en la zona norte de Recife, ocurrió el viernes 30, durante la distribución de cestas de alimentos, provocando la muerte de dos personas y dejando al menos otras 20 heridas. Entre los heridos, se encuentra una mujer embarazada de 21 semanas de gestación y un niño de 4 años. Había en total, entre 60 y 70 personas en el lugar cuando ocurrió el accidente.
Se informó asimismo que se investigarán las causas del colapso. En su perfil de Instagram, el santuario informa que hace seis días había concluido la instalación de paneles solares en el techo de la iglesia.
Por otra parte, en un comunicado firmado por monseñor Paulo Jackson Nóbrega de Sousa, la arquidiócesis de Olinda y Recife expresó "una profunda tristeza por el trágico accidente", que "llena nuestros corazones de luto y solidaridad". "En oración, nos unimos a las familias afligidas y a todos los afectados por esta tragedia. Que el Señor les dé la bienvenida a las almas de los difuntos y consuele los corazones de los que sufren", se agregó.
Paz en Tierra Santa y en Jerusalén. Ahora negociaciones y alto el fuego
El pensamiento del Santo Padre se dirigió también, una vez más, a las sufridas poblaciones de Tierra Santa y al conflicto palestino-israelí, que ensangrienta Oriente Medio desde hace casi 11 meses.
Francisco llamó a que las negociaciones para el alto el fuego en Gaza no se detengan y a que Jerusalén se convierta en un lugar de encuentro entre religiones.
"Hago un llamamiento a no detener las negociaciones, a detener el fuego inmediatamente, a liberar a los rehenes y a ayudar a la población de Gaza, donde se están propagando muchas enfermedades, incluida la poliomelitis", manifestó.
El pontífice pidió también el compromiso de todos para evitar que el conflicto se extienda "a otras ciudades palestinas" y que se respete el estatus de los Santos Lugares, en un nuevo y sentido llamamiento: "¡Que haya paz en Tierra Santa, que haya paz en Jerusalén! Que la Ciudad Santa sea un lugar de encuentro, donde cristianos, judíos y musulmanes se sientan respetados y acogidos, y nadie cuestione el statu quo en sus respectivos Lugares Santos".
Finalmente, hablando de la atormentada población ucraniana, el Papa recordó que Dios no permanece indiferente ante su sufrimiento+