Mons. Ojea: 'Señor, que no nos falte el pan de la fe'

  • 4 de agosto, 2024
  • San Isidro (Buenos Aires) (AICA)
El obispo de San Isidro animó a pedirle a Dios el don de la fe e invitó a hacerlo con humildad. "Nuestra fe siempre es imperfecta, pero el Señor es capaz de hacerla más honda cada día", sostuvo.

El presidente de la Conferencia Episcopal Argentina, monseñor Oscar Ojea, señaló que, en el Evangelio de san Juan de este domingo, "Jesús toma dos realidades humanas: la del hambre y la de la sed, que marcan nuestra dependencia con la naturaleza, nuestra indigencia, nuestro no poder vivir sin agua y no poder vivir sin pan".

"El tema del agua lo va a tratar con la samaritana, y su respuesta será el agua viva. El tema del hambre lo va a tratar en este discurso del Pan de vida, respondiendo con el Pan de vida", explicó.

"Jesús ve en el hambre, en esa necesidad profunda del ser humano de comer, de alimentarse, de necesitar alimentarse, ve un signo del hambre de Dios, de la necesidad de Dios, que solamente se puede saciar con la fe, solamente la fe es capaz de consolar al hombre en esa necesidad casi instintiva del Espíritu de creer en Dios", profundizó.

El obispo de San Isidro puntualizó que, este domingo, el Señor habla de la fe y subraya que "la obra de Dios es que crean en Aquel que Él ha enviado, porque había terminado la multiplicación de los panes y Jesús les dice: 'Ustedes me siguen porque han comido pan hasta saciarse'".

"Ellos lo habían buscado para hacerlo Rey y ahora quieren que siga haciendo milagros, y Jesús les quiere demostrar que hay otra hambre detrás de ese signo de necesidad humana, que es el hambre de Dios que se sacia con la fe", graficó, y sostuvo: "La obra de Dios es que crean en Aquel que Él ha enviado".

"La fe tiene tres dimensiones. La primera dimensión es el conjunto de verdades en el que creo o la verdad en la que creo. La segunda dimensión es la confianza que me merece aquel que me revela, o aquel que me está diciendo la fe; y la tercera dimensión es la fe como entrega".

Monseñor Ojea subrayó que "este como ir hacia Dios, abandonarse en Dios, entregarse a Dios, arrojarse en Dios, esta es la fe de la Virgen, una fe que se abandona totalmente en Él, entonces el comer el pan se transforma en tener fe, afirmar la fe; hacer un signo que afirma nuestra fe, es un gran Don de Dios".

"La Eucaristía, para los cristianos, es un don que no es privado, no es una propiedad privada; es entrar en un conjunto de relaciones que forma un cuerpo, es entrar en un compromiso absoluto con Aquel en el que creo", destacó.

"Abandonarme sin saber hacia dónde me va a llevar y al mismo tiempo tomar sus sentimientos. Al comerlo, me lleno de Él; al comerlo, Él penetra toda mi vida y puedo entonces reflejarlo, puedo entonces transmitir a los demás lo que significa ese Jesús en el que creo", agregó.

Monseñor Ojea recordó que la fe es un don de Dios, y finalizó su reflexión animando a pedirle al Señor "el don de la fe" e invitó a pedirla "con humildad". "Pidámosle poder vivirla día a día", exhortó, y concluyó: "Nuestra fe siempre es imperfecta, pero el Señor es capaz de hacerla más honda cada día, y pidámosle ese alimento de nuestra fe. Señor, danos siempre de ese Pan, que no nos falte el pan de la fe".+