La diócesis de Gualeguaychú cuenta con un nuevo diácono permanente
- 11 de julio, 2024
- Gualeguay (Entre Ríos) (AICA)
Juan Carlos Domínguez fue ordenado el pasado viernes, en una ceremonia en la parroquia Cristo Rey, presidida por el obispo local, Mons. Zordán, y el obispo auxiliar de Mercedes-Luján, Mauricio Landra.
El obispo de Gualeguaychú, monseñor Héctor Zordán, presidió el pasado viernes la ceremonia de ordenación diaconal de Juan Carlos Domínguez. La misa tuvo lugar en la parroquia Cristo Rey y la concelebró el obispo auxiliar de Mercedes-Luján, monseñor Mauricio Landra.
"Juan Carlos, fuiste elegido misteriosamente por Dios para vivir; y Él cuidó tu vida a lo largo de todas las vicisitudes que te tocaron. Fuiste elegido para ser discípulo de Jesús: recibiste el bautismo, te acogió la familia de Dios y fuiste formado en la fe cristiana", señaló el prelado en un pasaje de su homilía.
"Él te llamó a la vida matrimonial y familiar, y -entre luces y sombras como todos, has formado una linda familia con tu esposa y tus hijos. Y hoy te elige otra vez, por medio de la Iglesia, para que seas ministro en el orden del diaconado. ¡Cuántas veces has sido mirado Jesús y has sido elegido por Él! Es que, detrás de cada una de esas elecciones ,también hay una mirada cariñosa, tierna, misericordiosa de Dios, de Jesús. Hoy, más que nunca, sentite tiernamente mirado y profundamente amado por Jesús", agregó.
Monseñor Zordán expresó luego que, "detrás de cada vocación, hay una mirada tierna del Señor". "La vocación es siempre fruto de su mirada, de su elección, de su llamado... ¡Dejate mirar! ¡Dejémonos mirar?! No tengas miedo de fijar tu mirada en aquellos ojos de mirada tan profunda que permite llegar hasta su corazón. En esos ojos -en los de Jesús-, podrás descubrir la grandeza, la ternura, la profundidad del corazón de Dios", animó.
"Esto que digo para Juan Carlos lo digo para todos, porque detrás de cada vocación hay una mirada, una elección y un llamado del Señor. La cuestión es dejarse mirar; Él hace el resto", resaltó.
El diaconado permanente es un grado en el sacramento del orden sagrado. Su misión por excelencia es el servicio en las comunidades donde el diácono es designado por su obispo. Son varones, generalmente casados, quienes desarrollan esta vocación en medio de la Iglesia, en el servicio expresado en el acompañamiento de los fieles, especialmente de los enfermos, y en la administración del bautismo, la celebración del matrimonio, la predicación del Evangelio y la distribución de la Eucaristía.+