'Que el comedor se transforme en el principal objetivo de la escuela, es una distorsión'
- 4 de junio, 2024
- Villa María (Córdoba) (AICA)
Así lo advirtió el obispo de Villa María, Mons. Samuel Jofré. En una entrevista, también habló de la situación económica social del país y calificó "un escándalo, gravísimo" el índice de la pobreza.
El obispo de Villa María, monseñor Samuel Jofré Giraudo, habló de la situación social del país y consideró “escándalo” y “gravísimo” los porcentuales de pobreza e inflación.
“La situación económico-social no es de ayer, ni de este año, esto trae décadas. Lo hemos querido ver, no lo hemos querido ver, lo hemos esquivado y se nos está cayendo encima. Cuántas responsabilidades hay de otros y de este Gobierno, lo dejo para los analistas, no me toca a mí”, planteó en una entrevista concedido a Villa María Educativa.
“Por lo que se publica, el pueblo aún apoya a este Gobierno, teniendo paciencia, pero la situación es muy fuerte; y lo digo en la carta, llega un punto que no hay (dinero) para lo básico. Con sólo saber cuánto cobra un jubilado, uno puede conocer que no alcanza para lo básico. Hay un desorden económico-social muy grande y un daño cultural, político y espiritual muy serio. Desde esa perspectiva es triste y preocupante”, advirtió y reflexionó: “Si todo esto sirve para tocar fondo y relanzarnos, en buena hora. Todos debemos trabajar para que las esperanzas se hagan realidad”.
Consultado sobre la homilía que el arzobispo de Buenos Aires, monseñor Jorge García Cuerva, predicó frente al presidente Javier Milei durante el tedeum del 25 de Mayo, el prelado respondió: “Yo matizaría estas palabras. ¿Por qué? Él mismo lo dijo. Muchas veces el periodismo, los analistas, toman las palabras del arzobispo de Buenos Aires como dichas ´al Presidente´ y no es adecuado. Es un acto institucional, público, religioso donde se le habla a la comunidad nacional”.
Monseñor Jofré consideró que “hay mucha distancia” con la situación de Villa María.
“No conozco las últimas cifras, pero la última vez que las vi en relación con la pobreza en la ciudad, nosotros teníamos la mitad. No deja de ser escandaloso que en Villa María haya un 20% de pobres, pero es la mitad. Estamos, no diría que mucho mejor; pero sí menos peor, claramente”, diferenció.
“También en el tema del empleo. La mayoría de nuestra región, mi diócesis, en todos lados me hablan de pleno empleo, y es un dato muy significativo”, completó.
Al ser consultado sobre cuál fue el objetivo de la Carta Pública, el obispo afirmó: “He querido llamar la atención para que nos movilicemos para socorrer a la necesidad imperiosa del hambre, que en invierno se hace más crudo. Que no seamos indiferentes a eso y con una mirada religiosa”.
“Nosotros tenemos sobre el tema una mirada religiosa, el gesto de solidaridad con el necesitado en nosotros tiene una connotación espiritual que no podemos perder, y eso he querido señalarlo para que estemos atentos”, subrayó.
“Si la primera educadora es la familia, para luego darle paso a la escuela como formadora, siendo que los eslabones están muy ocupados y preocupados con los avatares económicos, no todo termina funcionando como un engranaje. Más aún cuando en los sectores vulnerables esas situaciones se potencian”.
El obispo de Villa María señaló que “lo que vemos ahora es una crisis familiar muy seria. Tenemos un fenómeno de disolución de la familia muy fuerte. No hay matrimonio, no hay proyecto de vida en común, hay casos en donde sin haber matrimonio, hay convivencias más o menos con proyectos en común, pero eso está en baja también. Eso genera distorsiones educativas muy fuertes”.
“La ausencia del padre, la ausencia de la madre, genera un déficit. En muchas situaciones, con generosidad, y a veces heroísmo, se logra palear, en buena hora. Pero eso no deja de ser una renguera. Eso hace que caiga un peso excesivo sobre las escuelas. Las escuelas están recibiendo una carga superior a sus fuerzas”, advirtió.
“Ello se ve en la realidad de los comedores. Que la escuela se convierta, sistemáticamente, en un comedor o que, en algunos casos, se transforme en el principal objetivo de la escuela, es una distorsión. Más allá o más acá de la comida, ciertos hábitos mínimos de convivencia y relación, convendría que el niño (o a la niña) aprenda en su familia que hoy no lo está aprendiendo. Eso genera un peso excesivo a la escuela, a la que hay también que ayudar en este orden. Nos faltan resortes porque la principal ayuda es la familia, y cuando ella falla se hace muy difícil”, subrayó.
Monseñor Jofré sostuvo que “estamos en una emergencia educativa, y que no es exclusiva de la Argentina. Hay una crisis cultural muy grande en parte del mundo occidental: la educación implica una visión de la vida, implica un sentido de la vida. Cuando no está claro el sentido de la vida, cuál es el sentido de la educación ¿Educo para qué? ¿Qué hombre (o mujer) estoy educando?”.+