Mons. Mestre: 'Debemos dejar que Cristo pascualice nuestra vida'

  • 10 de mayo, 2024
  • La Plata (Buenos Aires) (AICA)
"Para lograr el equilibrio entre cielo y tierra, debemos dejar que el Señor muerto y resucitado, que asciende a los cielos, pueda pascualizar nuestra existencia", aseguró el arzobispo platense.

El arzobispo de La Plata, monseñor Gabriel Mestre, ofreció los tres puntos para reflexionar este domingo 12 de mayo, solemnidad de la Ascensión del Señor, sintetizados en tres palabras: despegar, aterrizar, pascualizar.

Con Cristo, despegar de la mundanidad y del horizontalismo
En el primer punto, el arzobispo platense recordó que, “a pesar de la fuerza de la resurrección, en este misterio que celebramos, los discípulos todavía están pensando con las categorías del mundo. Especulan con una restauración política de Israel y no en una perspectiva de vida eterna. Les cuesta despegar y abrirse al cielo. Todavía no entendieron que el Reino de Jesús no es de este mundo”. 

“Es una revolución, pero una revolución espiritual, que tiene como signo distintivo el amor; es la revolución de la misericordia y la ternura, como tantas veces nos recuerda el querido Papa Francisco. Los discípulos están con un pensamiento solo intramundano, que no les permite despegar hacia la dinámica del cielo. Este puede ser uno de los errores de nuestra fe también hoy: sucumbir a la tentación de la mundanización o mundanidad de la fe y de la vida de Iglesia y no despegar a la visión de la eternidad”, subrayó.

“¿Estoy muy atado a los criterios del mundo? ¿Busco despegar en perspectiva de vida eterna? Siendo cristiano: ¿Vivo mi existencia religiosa con criterios espirituales y de fe o tiendo a verlo todo con solo categorías humanas, sociales y políticas? ¿No se da muchas veces una suerte de ‘mundanización’ de nuestra vida eclesial y comunitaria? ¿Hay tendencia restauracionista mundana en mi vivencia de mi fe?”, invitó a reflexionar.

Con Cristo, aterrizar en el mundo y en la historia
“En este punto -dijo-, revisamos la actitud contraria al del anterior. Esto también se da en los discípulos. Se quedan mirando al cielo de forma estupefacta, sin comprometerse con las realidades de la tierra y de la historia que les toca vivir, no logran aterrizar en el mensaje y los valores esenciales del Evangelio. La fe cristiana, en su esencia, asume el tiempo, la realidad y la historia, para llevarlas justamente al cielo; es decir, darles un sentido pleno desde Dios”.

“Por eso, a la vez que despegamos, siempre tenemos que estar atentos para aterrizar y no evadirnos, no escaparnos, no fugarnos del mundo. Mientras transitamos esta historia, no podemos dejar de comprometernos con las realidades de esta tierra”, manifestó.

Y agregó: “Si el mirar al cielo nos quita del compromiso con la tierra, significa que no estamos mirando con los ojos de Dios. Dios mira la tierra y asume las realidades de la tierra y nos compromete como evangelizadores, para que su Palabra aterrice de modo concreto y puntual en el mundo y en la historia”.

“¿Asumo, desde Dios, la realidad concreta de mi historia? ¿Intento hacer aterrizar el mensaje del Evangelio y sus valores en la vida cotidiana? ¿Busco transformar desde el Señor las realidades históricas de mi existencia: Familia, amigos, ambiente...? ¿Tiendo a quedarme mirando el cielo sin comprometerme con las realidades de esta tierra? ¿Qué puedo hacer hoy para que la Palabra de Dios aterrice lo mejor posible en la desafiante cultura contemporánea?”, instó a meditar.

Con Cristo, pascualizar nuestra existencia
Monseñor Mestre destacó que “el paso, la pascua total de Cristo, que desde el seno de la Trinidad se encarna, muere, resucita y hoy asciende al Padre, cierra el circuito cristológico de nuestra fe. Toda su vida es paso, es pascua que nos permite pascualizar nuestra existencia”. 

“Al celebrar el misterio de la Ascensión, nosotros debemos dejar que Cristo pascualice nuestra vida. A los discípulos les costaba integrar vitalmente la Pascua en su corazón y en sus realidades cotidianas. A nosotros nos suele pasar lo mismo”, enfatizó.

En tanto, aclaró que, “para lograr el equilibrio entre cielo y tierra, debemos dejar que el Señor muerto y resucitado, que asciende a los cielos, pueda pascualizar nuestra existencia si realmente lo dejamos actuar entrando en nuestros corazones”. 

“¡Qué nuestra Pascua no sea teórica o de cotillón! ¡Qué nuestra pascua sea realmente ungida, sea totalmente crística y toque realmente todos los ámbitos de la vida! Dejarnos pascualizar para potenciar lo bueno que tenemos con el poder de Dios. También dejarnos pascualizar, para que lo malo que pueda haber en nosotros sea purificado por la gracia del Señor. Cristo, que asciende a los cielos, nos da las fuerzas para que siempre pascualicemos la vida y la historia. ¡Desde la Pascua de Cristo y con su gracia, dejémonos pascualizar y pascualicemos a nuestros hermanos!”, manifestó.

Y finalizó: ¿Qué implica para mí hoy pascualizar mi existencia? ¿Qué aspectos de mi vida deben ser “tocados vitalmente” por la Pascua del Señor? En mi experiencia cotidiana de fe: ¿Busco equilibrar “Cielo y tierra”; oración y compromiso; vida espiritual y tareas apostólicas? ¿A quiénes deberá anunciar de modo particular la Pascua del Señor? ¿Cómo puedo ayudar a pascualizar los ambientes de la vida secular?.+