Mons. Mestre: 'Dar frutos es signo distintivo de los auténticos profetas'
- 26 de abril, 2024
- La Plata (Buenos Aires) (AICA)
"Si una persona dice estar unida a Jesús, que permanece en Él, vamos a encontrar en ella frutos de amor, verdad, perdón, compromiso, diálogo, justicia, misericordia y paz", dijo el arzobispo platense.
El arzobispo de La Plata, Gabriel Mestre, ofreció los tres puntos de meditación para el quinto domingo de Pascua, y recordó que “este domingo y el próximo meditaremos la primera parte del capítulo 15 del Evangelio según San Juan”.
“El texto de hoy presenta los ocho primeros versículos de dicho capítulo, donde Jesús se autodefine como la vid verdadera. La vid es una planta común en Palestina. Requiere muchos cuidados por parte del viñador, en función de las particulares condiciones climáticas de aquella región. El dueño del campo se desvivía por su vid. Cuando una rama no da uvas debe ser cortada. El sarmiento es la rama o vástago que cada año brota del tronco de la vid. Si el sarmiento da frutos, debe ser podado para que pueda dar más todavía”, continuó.
La primera parte de esa alegoría -dijo- “nos invita a meditar en tres puntos fundamentales sintetizados en tres palabras: permanecer, fruto, poda”.
Permanecer en Jesús
Entre los versículos 4 y 7, aparece 8 veces la raíz del verbo griego menein, que significa “permanecer unido”. El verbo menein implica un permanecer unidos de manera dinámica, dialógica, marcado por un ida y vuelta”.
“Entonces -dijo- en el plano espiritual y en este texto, se presenta como una relación de diálogo con el Señor de Tú a tú. El Señor permanece en nosotros, nosotros debemos buscar permanecer en Él. Se trata de permanecer unidos de manera permanente, en un constante e ininterrumpido diálogo y comunicación, un permanecer en constante flujo de renovación del vínculo”.
El arzobispo platense se preguntó: “¿Experimento desde la fe que el Señor permanece siempre unido a mí? ¿Lo descubro especialmente en este Tiempo Pascual? ¿Busco permanecer unido a Jesús por la oración? En este año 2024, dedicado especialmente a la vida de oración: ¿cómo es mi oración? ¿Es vital, dialogante, fecunda, ungida...? ¿Es dinámica, en ese “ida y vuelta” que se da en una verdadera relación de amistad? ¿Qué implica para mí hoy permanecer en Jesús? ¿Elijo sinceramente permanecer en Él?
Para dar mucho fruto
En este segundo punto, el prelado señaló que, “en el relato, aparece cinco veces la palabra fruto, acompañada del verbo dar: ‘dar fruto’. Esto es lo propio de la vida cristiana: 'dar fruto', la fe que se expresa en el amor, la fe que se manifiesta en las obras, el fruto del Espíritu en la vida cotidiana. Es un signo claro del verdadero discípulo, de aquel que realmente permanece en Jesús”.
“Si una persona dice que está unida a Jesús, que permanece en Él, vamos a encontrar en ella frutos de amor, verdad, perdón, compromiso, diálogo, justicia, misericordia y paz. Dar frutos es el signo distintivo de los auténticos profetas del Señor. En un mundo donde hay tantos falsos profetas, este es un muy buen criterio para discernir quién realmente nos habla en nombre de Dios y de sus valores”, enfatizó.
El arquidiocesano animó, en ese contexto, a reflexionar si realmente “doy fruto de vida cristiana; qué frutos de vida de discípulo de Jesús ven los demás en mí y qué frutos he logrado dar por el poder de la gracia de Cristo en mi vida”.
Sabiendo que la poda nos fortalece
En cuanto al tercer punto, monseñor Mestre repasó: "Al comienzo del relato, se habla de la poda. La poda es la acción de recortar parte de los brotes o ramas de un árbol para que sea fortalecido y dé más fruto. En perspectiva simbólica, aplicada a la vida de las personas, la poda es algo doloroso, porque implica el corte de algo que nos pertenece. La poda implica que algo de cada uno de nosotros es arrancado. La poda es similar a la imagen del grano de trigo que, para dar fruto, debe morir”.
“Para que nuestra vida espiritual sea fortalecida, el Señor permite la poda; es decir, alguna experiencia de cruz, dolor o sufrimiento que, vivido desde Dios, nos hace crecer y madurar. No siempre es fácil aceptar la poda en la propia vida o en la vida de las personas que se ama. Pero la poda siempre tiene un sentido pascual y de vida eterna”, manifestó.
Sobre el final de su reflexión, señaló que “no hay muchas explicaciones teóricas para entender la poda. Lo más saludable es mirar a Jesús, el Señor y Mesías, en la cruz y, desde ahí, experimentar en clave espiritual lo que Dios puede querer con la poda en cada momento de nuestra vida”.
Y concluyó: “¿Experimento la poda de Dios en mi vida? ¿En qué circunstancias…? ¿Cuál es mi actitud? ¿Me rebelo, me enojo, me disgusto, me deprimo...? ¿Vivo con Jesús mis experiencias de poda? ¿Me dejo fortalecer por el Señor cuando experimento la cruz y la poda? ¿Dejo que la poda sea causa de crecimiento, fortaleza y maduración espiritual? ¿Ayudo a los demás en los momentos en que están viviendo una situación de poda?.+