El arzobispo porteño reflexiona sobre el lugar del dinero en la sociedad y la parroquia
- 7 de marzo, 2024
- Buenos Aires (AICA)
"Que podamos verdaderamente darle al dinero el lugar que le corresponde en nuestra sociedad, para que nuestras economías tengan rostro humano", invitó a pedirle a Dios Mons. Jorge García Cuerva .
El arzobispo de Buenos Aires, monseñor Jorge García Cuerva, reflexionó sobre las dos partes del Evangelio dominical: “En la primera parte entonces Jesús indignado, enojado, echa a los mercaderes del templo. En la segunda parte, un Jesús que entra en diálogo con los judíos”, diferencia.
“Lo que nos quiere mostrar Jesús, y nos plantea como fuerte idea, es cuál es el vínculo que tenemos nosotros también hoy con el dinero. En realidad, el templo se había transformado en un gran negocio, incluso un negocio con los pobres. Por eso, Jesús es tan duro cuando plantea a aquellos que venden palomas y les dice saquen esto de aquí, no hagan de la casa de mi padre una casa de comercio”, infirió.
“¿Por qué? Porque la paloma justamente era la ofrenda sencilla, la ofrenda que compraban los pobres para llevar al templo”, explicó, y subrayó: “Por lo tanto, lo que Jesús está planteando es 'basta de comercio', 'basta de negocio incluso con los pobres'”.
El arzobispo porteño señaló que Jesús plantea cuál es también el vínculo que como sociedad se tiene con el dinero, y preguntó: “¿Cuál es el vínculo que tenemos personalmente con el dinero? ¿Cuál es el vínculo que nuestras comunidades parroquiales tienen con el dinero?”
“En primer lugar, pensaba en nuestra sociedad el culto que se le da al dinero. Nuestras economías han dejado de tener rostro humano y, muchas veces, parecería que el dinero mal habido es el motor de la historia y de la sociedad. Pienso en el dinero del tráfico de drogas, pienso en el dinero de la corrupción, pienso en el dinero del tráfico de armas y de la guerra”, puntualizó.
“Esta economía sin rostro humano que se puede ver hoy es cuestionada por el Evangelio porque, así como estaban aquellos mercaderes del templo, hoy también podemos pensar en los mercaderes de la muerte. Los mercaderes de la muerte de muchos que son víctimas de la exclusión por el narcotráfico, por la venta de armas, por la corrupción”, profundizó.
Dinero y comunidades parroquiales
Monseñor García Cuerva invitó también a pensar la relación del dinero con las comunidades parroquiales, y se preguntó: “¿Cuántas veces se nos va la vida en la comunidad parroquial, en las reuniones de consejo, en las reuniones de comunidad, hablando de plata, hablando de dinero, hablando de cómo hacemos para juntar plata para esto o para aquello?
“No es que no sea importante, pero me pregunto si la misma energía le ponemos a preparar una ficha de catequesis o a pensar el proyecto pastoral para este año. Se nos ha ido colando este Dios dinero, que se nos mete por todos lados”, interpeló.
“Pensaba entonces en la segunda parte del Evangelio, en la que Jesús se pone a dialogar con los judíos y les dice: ‘Destruyan el templo y en tres días lo volveré a edificar’. Ellos creen que se refiere al templo de material, de ladrillos, de cemento, y entonces le dicen: ‘Tardamos 46 años en construirlo, vos lo vas a edificar en tres días’”, agregó.
El primado argentino invitó a la comunidad a pedirle juntos a Dios que, “así como la primera lectura nos dice que nuestro único Dios es el Dios de Israel, que podamos verdaderamente darle al dinero el lugar que le corresponde en nuestra sociedad, para que nuestras economías tengan rostro humano” y, “en nuestras comunidades parroquiales, para que no perdamos el eje y el centro, que es el Evangelio, pero también en nuestra vida personal”.
Y terminó su reflexión citando un punto de la exhortación Evangelii gaudium, escrita por el Papa Francisco hace diez años, referida a la cuestión del dinero: “No a la idolatría del dinero. Una de las causas de la situación de exclusión se encuentra en la relación que hemos establecido con el dinero, ya que aceptamos pacíficamente su predominio sobre nosotros y sobre nuestras sociedades. La crisis financiera que atravesamos nos hace olvidar que, en su origen, hay una profunda crisis antropológica, la negación de la primacía del ser humano. Hemos creado nuevos ídolos. La adoración del antiguo becerro de oro del éxodo ha encontrado una versión nueva y despiadada en el fetichismo del dinero y en la dictadura de la economía sin un rostro y sin un objetivo verdaderamente humano. La crisis mundial que afecta a las finanzas y a la economía pone de manifiesto sus desequilibrios y, sobre todo, la grave carencia de su orientación antropológica, que reduce al ser humano a una sola de sus necesidades, el consumo”.
“Pidamos a Dios que el Evangelio de hoy nos interpele personalmente, comunitariamente y socialmente”, concluyó el arquidiocesano.+