Mons. Colombo: 'El amor a Dios y el amor al prójimo nos hermanan y nos completan'
- 5 de marzo, 2024
- Mendoza (AICA)
El arzobispo de Mendoza repasó los diez mandamientos en el "sentido más hondo", y sugirió comenzar por evocar el primero: el amor a Dios.
El arzobispo de Mendoza, monseñor Marcelo Colombo, celebró la Eucaristía desde la parroquia Sagrado Corazón de Jesús, de la localidad mendocina de Tres Esquinas, donde recordó que este domingo de Cuaresma es una invitación a pensar, fundamentalmente, en el itinerario de cada vida con su Dios, con el Señor.
“Por eso, nos sirve tanto la experiencia del pueblo de Israel, porque en esa pedagogía de Dios, con sus etapas y sus distintos modos de enseñanza, también hemos sido formados nosotros. Quién no recuerda en su catequesis haber aprendido de niño los diez mandamientos. Quién no recuerda haberlos inclusive memorizado, como una forma pedagógica de aprender lo que está bien y distinguirlo de lo que está mal”, destacó.
“Sin embargo, más tarde supimos que los diez mandamientos habían sido superados largamente por la pedagogía de Jesús, que lo sintetizó en dos mandamientos: amar a Dios y amar al prójimo”, puntualizó.
Tras proponer repasar esos dos mandamientos en el sentido más hondo, afirmó que un análisis de los mandamientos permite darse cuenta de que “el acento está puesto en la exclusividad del vínculo con Dios, un vínculo que sea verdadero con Dios, un vínculo que tenga sentido de relación con Dios”.
El arzobispo mendocino subrayó que la invitación de cada domingo es “a contemplar la obra de Dios en la creación y, sobre todo, en esta exclusividad del amor de Dios”, y aseveró: “Mal podría alguien amar a Dios y no amar a los otros”.
“En cada misa y en el sacrificio incruento de cada Eucaristía, Jesús nos recuerda y se hace presente una vez más como alguien que se entrega por amor a los hombres. Podemos decir que, este domingo, Dios nos libera de una fe supersticiosa, Dios nos libera de una fe hipócrita, donde los demás no tienen lugar. Sobre todo, Dios nos invita a una fe donde el amor a Él, por sobre todas las cosas, da sentido a todo lo que somos y a todo lo que hacemos”, sostuvo.
“Podemos recordar los diez mandamientos pero, sobre todo, comencemos por evocar el primero: el amor a Dios. Un amor auténtico, un amor sincero, donde Dios no es para manejar, donde Dios no es para comprar, donde Dios se nos da porque nos quiere, nos ama y nos ha liberado en Cristo. De ese mandamiento, se desprende todo lo que enseña la Palabra y todo lo que tenemos en nuestra fe. La Cuaresma es un tiempo de gran libertad. Nos encaminamos con Jesús hacia la cruz y entonces, allí, encontraremos la plena dignidad: el amor a Él y el amor al prójimo nos hermanan y nos completan”, concluyó.+