Emotiva jornada de oración, ayuno y solidaridad por el fin de la guerra en Ucrania
- 25 de febrero, 2024
- Buenos Aires (AICA)
El obispo eparca de los Ucranios, Mons. Daniel Kozelinski, aseguró que "todo el mundo, cada persona y cada cristiano debe ayudar a poner fin a esta guerra".
Una multitud de personas acompañó a los miembros de la comunidad ucraniana a la jornada de oración, ayuno y solidaridad con el pueblo ucraniano, convocada por la eparquía ucrania este sábado 24 de febrero, en el obelisco, al cumplirse dos años del inicio del conflicto bélico.
Participaron de la convocatoria, -que también se realizó en forma simultánea en diversas capitales del mundo- autoridades del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, funcionarios de la embajada de Ucrania en la Argentina, representantes de la diáspora lituana y de otras comunidades, así como numerosas personas.
En dialogo con AICA, el obispo de Santa María del Patrocinio en Buenos Aires de los Ucranios, monseñor Daniel Kozelinski, manifestó que la Iglesia en Ucrania “está en todo el país y con una presencia fuertísima, principalmente en este momento de guerra. La Iglesia está con sus puertas abiertas, los sacerdotes y la Iglesia sale al encuentro del pueblo”.
Además, recordó que actualmente hay más de 14 millones de desplazados en Ucrania, gente que sale del oriente -la zona más expuesta a la guerra- y se dirige hacia el centro y occidente del país, buscando refugio, ayuda, un hogar, y personas que “puedan auxiliarlos para reconstruir una vida”, señaló.
“También-dijo-se ven los más de 6 millones que dejaron el país y la Iglesia también debe hacerse presente. La Iglesia debe ayudar a esta gente a que vuelvan a sus raíces. Todos nosotros necesitamos ver y ayudar cómo actuar”.
En tanto, explicó que “hay otras estadísticas que son muy dolorosas para la Iglesia, como familias divididas, pocos matrimonios, muchos divorcios, familias que pierden sus hijos en la guerra, gente que no sabe cómo hacer y necesita ayuda de la Iglesia”.
“Ayudar a los heridos, agregó, hay que abrir las puertas y acompañar, no solo en el cuidado del cuerpo de las personas heridas, sino también la Iglesia busca la manera de darles contención psicológica con profesionales". "Toda esta ayuda, enfatizó, que "no funciona sin el auxilio espiritual, sin la presencia de la Iglesia”.
El obispo eparca reiteró la necesidad de "hacer todo lo imposible para ayudar a esta gente y ayudar principalmente a esta nueva realidad que surge con las familias afectadas. Una verdadera pastoral familiar en tiempos de guerra".
De ahí que monseñor Koselinski subraye una y otra vez la urgencia de "hacer lo imposible para poner fin a la guerra. El mundo todo, cada persona y cada cristiano debe ayudar a que esta guerra acabe”.
Y agregó: “Personalmente veo este 2024 un poco difícil por los cambios políticos en el Occidente. ¿Van a continuar ayudando y dando apoyo a los ucranianos, principalmente en la cuestión de la guerra y la supervivencia de cada uno? Los cambios van a venir pero hay que reaccionar y hay que pedir que se termine esta guerra de la mejor manera posible”.
El eparca dijo que la comunidad ucraniana en la Argentina, es muy numerosa "estamos en todo el país y buscamos hacer nuestra parte. Somos una comunidad unida pero que falta aún un esfuerzo un poco más grande para movilizar a la gente”, aseguró.
Por otra parte, agradeció el apoyo recibido, de los obispos y las parroquias, los mensajes que escribieron, al tiempo que destacó la solidaridad de tantas otras comunidades e iglesias no católicas “que están juntas, rezando y trabajando para poder vencer este momento de dolor y sufrimiento de todo el pueblo. La Iglesia debe caminar junta”, dijo.
Y anheló: “Pensamos que las cosas van a mejorar, Pero ¿cómo? Es a través de la oración, del ayuno, de nuestra ayuda de todos los días”.
“Yo creo -finalizó el obispo eparca de los Ucranianos- en la fuerza de la oración y es en esta fuerza de la oración que nosotros entregamos nuestro trabajo en beneficio del fin de esta guerra en Ucrania y por las familias que sufren las consecuencias. Rezar unidos y poner toda nuestra esperanza en las manos del Señor, en las manos de Dios, pidiendo la protección de Nuestra Señora del Patrocinio, nuestra patrona.+