Mons. Ojea: 'La clave del Evangelio es el respeto a cada persona'
- 25 de febrero, 2024
- San Isidro (Buenos Aires) (AICA)
El presidente del Episcopado consideró que, en este momento de "dificultades" y "con los extremos de pobreza que se están viviendo, solo se puede salir adelante escuchándonos y respetándonos".
En su reflexión del segundo domingo de Cuaresma, el obispo de San Isidro, monseñor Oscar Ojea, señaló: “Los apóstoles viven en la Transfiguración una experiencia extraordinaria; es una experiencia de hogar, de pertenencia; estaban tan felices, que Pedro va a decir: ‘Qué bien estamos aquí, hagamos tres carpas’. Estaba Jesús transfigurado, con su luz potente y la invitación del Padre a escucharlo; un profundo llamado a la contemplación del rostro de Jesús, pero al mismo tiempo un sentirse como en casa, un sentirse en el extremo de la comodidad”.
“Esta experiencia va a quedar grabada en el corazón de los apóstoles y,esa fuerza que reciben, de alguna manera ayuda a contrastar la tristeza de que Jesús les venía anunciando que iba a morir”, aseguró el presidente de la Conferencia Episcopal Argentina.
“Esto va a quedar tanto en el corazón de los apóstoles, que les va a dar la fuerza para poder predicar el Evangelio; pero bajan del monte Tabor y tienen que seguir a un Jesús que no es glorioso, y que va a terminar muriendo fuera de la ciudad; por eso, el cristianismo está más allá de todas las identidades, puede vivir un momento de luminosidad, pero después tiene que respetar cada cultura, para poder llevar el Evangelio e inculturarlo allí”.
El obispo sanisidrense consideró que “la clave de la predicación del Evangelio es el respeto, es el respeto a cada persona, tenga la educación que tenga, la cultura que tenga, la pertenencia que sienta: en este sentido, decimos que la Iglesia tiene que estar más allá de todas las identidades”
“En este contexto, planteamos el sínodo y el diálogo sinodal que intenta vivir la Iglesia, que es también una invitación a la humanidad en un momento de gran fragmentación, en un momento de guerra, de violencia, en un momento de una falta total de diálogo, en un momento en que los populismos manipulan a las personas y el individualismo se hace extremo”, manifestó.
“En este momento, la Iglesia ofrece esta conducta sinodal, que comienza por una escucha, por una resonancia, por la búsqueda de consensos, invitando a todos los hombres al respeto mutuo y a saber que las dificultades que tenemos en la casa común, en la economía mundial, con los extremos de pobreza que estamos viviendo, solo la podemos sacar adelante escuchándonos y respetándonos”, sostuvo.
Hacia el final de su reflexión, monseñor Ojea animó a pedirle al Señor que conceda a cada uno “vivir ese impulso de la Transfiguración, que nos lleve a predicar un Evangelio auténtico, que sepa inculturarse en la vida de las personas”.+