'Mama Antula. La primera santa de Argentina'
- 6 de febrero, 2024
- Buenos Aires (AICA)
Con ese título acaba de aparecer un nuevo libro de las periodistas Nunzia Locatelli y Cintia Suárez sobre la beata María Antonia de Paz y Figueroa, que será canonizada en Roma el 11 de febrero.
Acaba de aparecer el libro “Mama Antula. La primera santa de Argentina”, de Nunzia Locatelli y Cintia Suárez, dos periodistas que ya habían escrito cuatro libros sobre la beata María Antonia de Paz y Figueroa, que el papa Francisco canonizará en Roma el 11 de este mes.
Las autoras, una italiana y la otra argentina, investigaron en los últimos trece años en numerosos archivos, recogieron testimonios y siguieron atentamente el desarrollo de la causa de beatificación, que se inició en 1905 y culminó el 27 de agosto de 2016, al ser declarada beata en una ceremonia realizada en Santiago del Estero, su tierra natal.
Fueron volcando ese conocimiento en los libros “Descalza. Mama Antula, la mujer que desafió los poderes máximos” (Editorial Santa María, 2017); “Mama Antula, la mujer más rebelde de su tiempo (Planeta, 2019), “Mama Antula, la fede di una donna indomita" (Libreria Editrice Vaticana, 2020) y “Mama Antula. Una mujer empoderada en el Buenos Aires colonial” (Sidera, 2023).
En 2022 encontraron en el Archivo di Stato di Roma un fascículo perdido del patrimonio ex jesuítico, con más de 300 hojas manuscritas, un intercambio de cartas entre el jesuita santiagueño Gaspar Juárez (desterrado en Roma), el destacado hombre público cordobés Ambrosio Funes y María Antonia de Paz y Figueroa, que se hallaba en Buenos Aires.
Esos materiales abarcan unos veinte años, y el libro reproduce en facsímil tres originales (entre ellos, una carta de la nueva santa, fechada en Buenos Aires el 29 de marzo de 1785, que ella firma María Antonia de San José).
Se reproduce además una carta en italiano del sacerdote santiagueño Francisco Uriarte, capellán de la obra de María Antonia, quien el 7 de septiembre de 1786 se maravilla por la sobreabundancia de cosas para el mantenimiento de la casa de ejercicios, que “no tiene ningún ingreso económico, sin asignación fija, y tiene que pagar un alto alquiler, y que mantiene durante un año miles de personas, sin que nadie pague nada”. Y se pregunta: “Cómo pudo subsistir tanto tiempo?”, “¿Cómo puede suceder esto, si no se dice que el Señor tiene una providencia particular en esta Santa Casa?”. Y comenta que viendo esos prodigios, “todos la llaman la Casa de la Providencia”.
Se refiere a una casa anterior a la que quien hoy es llamada Mama Antula (en quichua, Madre Antonia) fundó en 1795 en la ciudad de Buenos Aires, cuatro años antes de morir, a los 69 años, el 7 de marzo de 1799. Esta última, la Santa Casa de Ejercicios Espirituales, uno de los edificios más antiguos de la ciudad, se mantiene actualmente y funciona en la manzana delimitada por la avenida Independencia y las calles Lima (avenida Nueve de Julio), Salta y Estados Unidos.
Nacida en 1730, María Antonia de Paz y Figueroa se acercó de joven a los padres jesuitas. A los quince años ingresó en un beaterio de mujeres que procuraban vivir su espiritualidad jesuítica sin ser una congregación religiosa, mejorando su formación y cultivando la piedad, y sirviendo a los más humildes. Cuando los jesuitas fueron desterrado de toda América en 1767 por orden del rey Carlos III de España, ella -no siendo monja de una congregación, sino una laica consagrada- se animó a seguir propagando los ejercicios espirituales ignacianos, recurriendo a otros sacerdotes y acompañada por mujeres colaboradoras, por todo el noroeste argentino. Y luego caminó descalza hasta la capital del entonces virreinato del Río de la Plata, Buenos Aires, la ciudad donde muchos miles de personas se acercaron a Dios en esos ejercicios que reunían durante varios días a gentes de las más diversas condiciones sociales, desde funcionarios del virreinato, militares y propietarios adinerados hasta servidores y esclavos, sin hacer acepción de personas.
El texto es ameno, cuenta numerosas anécdotas –incluidos hechos inexplicables, sucesos sobrenaturales y dones, como la bilocación, premoniciones, la transformación de alimentos, la lluvia que “no la mojaba”-, algunas provenientes de documentación en el proceso de beatificación y otras de testimonios transmitidos por tradición oral en ámbitos familiares.
Además el libro incluye al final una bibliografía con cuidada especificación de las fuentes consultadas: distintos archivos, libros, diarios, revistas... Y también entrevistas personales; aunque no la transcriben, citan y dan datos de la que tuvieron en exclusiva con Claudio Perusini, quien tuvo en 2017 en Santa Fe una curación inexplicable, que fue el milagro reconocido para dar lugar a la canonización.
Los capítulos son breves y sus títulos se suceden dando una idea cronológica del desarrollo de su vida: “Llegó a este mundo Antula”, “Ni marido ni convento”, “Aprendiendo de sus maestros”, “Heredera de los jesuitas”, “Lista para emprender su misión”, “Una mujer toma el mando”, “Por los caminos, descalza”, “Llegar hasta donde Dios no sea conocido”, “Primeros pasos en Buenos Aires”, “Del otro lado del Río de la Plata” (extendió los ejercicios a Montevideo), “Mama Antula y los próceres de Mayo”, “Morir en Buenos Aires”...
El estilo es ágil y llevadero, y manifiesta precisión en los detalles. Una atenta lectura no advierte en el texto erratas o faltas de congruencia.
Con motivo de la publicación, el papa Francisco envió una breve carta a las autoras, que dice: “Esta canonización hará mucho bien al pueblo argentino”.
El libro fue lanzado el 1° de febrero, publicado por la editorial Catarsis (Colombia 260, Villa Martelli), y se encuentra on line en www.librum.com.ar+ (Jorge Rouillon)