Mensaje de Mons. Collazuol por la Jornada Mundial del Enfermo
- 6 de febrero, 2024
- Concordia (Entre Ríos) (AICA)
El obispo emérito de Concordia y miembro de la Comisión Episcopal de la Pastoral de la Salud animó a "expresarles atención, comprensión y paciencia en la cercanía" a los que padecen enfermedades.
El obispo emérito de Concordia y miembro de la Comisión Episcopal de la Pastoral de la Salud, monseñor Luis Collazuol, compartió un mensaje por la Jornada Mundial del Enfermo, que se celebra cada 11 de febrero y que coincide con la fiesta de Nuestra Señora de Lourdes, considerada madre protectora de los enfermos por las numerosas curaciones y gracias que reciben los incontables peregrinos que visitan su santuario, en esa localidad francesa.
Al inicio del mensaje, el prelado manifestó: “Al celebrar esta Jornada, encomendamos a la intercesión de María, Salud de los Enfermos, a cada uno de los que se encuentran enfermos, a quienes los cuidan en el ámbito de la familia, al personal sanitario, a los que se dedican a la investigación para las ciencias de la salud, a los referentes de la bioética atentos a promover los principios y valores humanos para la conducta con respecto a la vida, y a los numerosos voluntarios, que ofrecen su cercanía y servicio a quienes padecen enfermedad”.
Además, recordó que la enfermedad “es parte de nuestra experiencia humana. Pero, si se vive en el aislamiento y en el abandono, si no va acompañada del cuidado profesional y de la cercanía cordial, se vuelve dolorosamente inhumana”.
“Nos dice el Papa Francisco, en su Mensaje para la Jornada Mundial del Enfermo de este año, que ‘el abandono de las personas frágiles y su soledad también se agravan por el hecho de reducir los cuidados únicamente a servicios de salud, sin que éstos vayan sabiamente acompañados por una “alianza terapéutica” entre médico, paciente y familiares’, continuó monseñor Collazuol.
En nuestra diócesis de Concordia -continuó-, “tenemos un notable testimonio de abnegación para cuidar a los hermanos en sus dolencias. Delicia Concepción Masvernat (1901 – 1940), “Totón” entre sus amistades, fue una enfermera de vida ejemplar que puso entrega, compromiso y amor en grado extraordinario en su servicio a pobres y enfermos”.
“Como enfermera, la rememoramos atendiendo con su cándido delantal el consultorio externo y recorriendo las salas del hospital Felipe Heras, y fuera de él, hasta la noche, visitando enfermos en sus hogares y haciendo las curaciones prescriptas. Se sumergía en cualquier barrio de la ciudad de Concordia, con su paso rápido y con el corazón y el alma puestos en Dios, solícita en cuanto E llevar un poco de alivio al hermano doliente, y meditando las palabras del Maestro: ‘Estuve enfermo y me visitaron’, destacó.
Por otra parte -subrayó-, “podemos visitar a un ser querido que está solo o enfermo. Brindar consuelo será estar junto a él con bondad, quizás con una palabra de ternura o una oración juntos, o tal vez con nuestro silencio y algún servicio, que nace de nuestra preocupación y amor, abrazar a quienes estén enfermos o afligidos con brazos de amor, para ayudarlos a afrontar su sufrimiento y alentar la esperanza cristiana”.
“También podemos ofrecer un gesto de gratitud a algún profesional de la salud conocido, o a algún voluntario que colabora en la pastoral de los enfermos”, agregó.
Además, aseguró que “podríamos ver la posibilidad de sumarnos a alguna actividad de voluntariado o de servicio a los enfermos en nuestra comunidad. O, simplemente, dedicar algo de nuestro tiempo para visitas que lleven gozo a quienes se encuentran internados en un hogar para ancianos”.
Mons. Collazuol aseveró que lo que “nunca debe faltar en nuestra condición de cristianos es orar por nuestros familiares enfermos y por los de la comunidad, para que nuestro buen Padre Dios los cuide y bendiga con hálitos de esperanza”.
Finalmente, señaló: “Invocamos a María Santísima, Salud de los Enfermos. Que ella a todos nos alcance de Jesús un gran amor a nuestros hermanos en la enfermedad, que sepamos expresarles en atención, comprensión y paciencia en la cercanía. Ella nos cuide con ternura de Madre en nuestras dolencias. Ella exprese la misericordia de Dios hacia todos los que sufren, y les acerque de Dios las gracias que necesitan y suplican”.+