Beata Crescencia Pérez: un nombramiento clave para avanzar hacia la canonización
- 16 de enero, 2024
- Pergamino (Buenos Aires) (AICA)
La Congregación Hijas de María Santísima del Huerto, a la que pertenecía la religiosa argentina, notificó que el nuevo postulador de la causa es el padre Marcelo Enrique Méndez OFM.
El proceso de canonización de la beata María Crescencia Pérez dio un avance trascendental, a partir del nombramiento en Roma del nuevo postulador de la causa. La noticia fue celebrada con alegría y gratitud por la Congregación Hijas de María Santísima del Huerto, a la que pertenecía la religiosa argentina, como también por tantos fieles que reciben gracias a través de su intercesión.
El nuevo postulador es el padre Marcelo Enrique Méndez, de la Orden de los Franciscanos Menores.
A petición de la superiora general de la Congregación, madre Gladis Eberhardt, su nombramiento fue aprobado por el Dicasterio para las Causas de los Santos al cumplirse casi 12 años de la ceremonia de beatificación de la hermana María Crescencia.
En efecto, la beatificación tuvo lugar el 17 de noviembre de 2012 en la ciudad de Pergamino, provincia de Buenos Aires, en una celebración religiosa presidida por el prefecto emérito del Dicasterio para las Causas de los Santos; cardenal Ángelo Amato, ante la presencia de numerosos fieles.
Una vida llena de virtudes
La religiosa argentina nació el 17 de agosto de 1897 en el partido bonaerense de San Martín y fue bautizada con el nombre de María Angélica Pérez en la parroquia Jesús Amoroso de la misma ciudad.
Fue la quinta hija de un total de once hermanos. Sus padres Agustín Pérez y Ema Rodríguez habían nacido en España y se establecieron en la Argentina para construir una familia desde los cimientos de la fe cristiana, con oraciones en común, rezos cotidianos del Rosario y una infaltable asistencia a las misas dominicales.
A los diez años de edad, la niña fue internada en el Hogar de Jesús para que avanzara en sus estudios. Allí fue donde tuvo su primer contacto con las Hermanas del Huerto, además de recibir los sacramentos de la Comunión y la Confirmación.
Los que la conocieron durante aquellos años de formación, coincidieron en recordarla como una “persona simpática, amable y cariñosa que se distinguía por su compañerismo ejemplar” y que “impregnaba una serena alegría”. mientras crecía su formación espiritual.
Su vocación religiosa tuvo un momento crucial: el 31 de diciembre de 1915 decidió ingresar a la Congregación de las Hermanas del Huerto, en Buenos Aires, y a partir de ese momento cambió en su vida.
Tres años después, el 7 de septiembre de 1918, hizo su primera profesión de votos simples y recibió el nombre de María Crescencia.
Según los relatos de no pocos testigos, las virtudes sobresalientes de María Crescencia fueron la humildad, la sencillez, el amor y el servicio a los niños.
Entre sus compromisos pastorales se encontraba el cuidado de los enfermos en el Sanatorio Marítimo de Mar del Plata, en el centro asistencial dedicado exclusivamente a la internación y tratamiento de niños afectados de tuberculosis ósea.
En 1928 visitó por última vez Pergamino para despedirse de los suyos y, luego, fue destinada a la ciudad chilena de Vallenar, donde la Congregación de las Hermanas del Huerto atendía un hospital desde 1915. Si bien siempre tuvo una salud frágil, durante esos años de servicio su estado comenzó a declinar y fue en ese lugar donde falleció, rodeada de sus hermanas, el 20 de mayo de 1932.
Perfume de violetas
A poco de morir, se produjo un episodio inexplicable: en el colegio del Huerto de Quillota, ubicado a unos 600 kilómetros de Vallenar, un grupo de hermanas percibió durante varios días una fragancia semejante al perfume de las violetas. “Ha muerto la hermana Crescencia”, fue la inmediata reacción de la superiora de la comunidad, minutos antes de recibir un telegrama en el que les notificaban el fallecimiento de María Crescencia.
Los habitantes de Vallenar no quisieron que se llevasen el cuerpo de quien llamaban, desde su más profundo cariño y devoción, "La santita".
Años después, el 8 de noviembre de 1966, la Congregación dispuso el traslado de los restos de María Crescencia a la bóveda de las hermanas en Quillota. Pero al proceder a la apertura del ataúd para reducir los restos y colocarlos en una pequeña urna, descubrieron que tanto su cuerpo y como su hábito se encontraban intactos, en un estado de perfecta conservación.
Santuario muy visitado
En 1983 el cuerpo de María Crescencia regresó a su Argentina natal, para ser llevado al panteón de la Congregación en la ciudad de Pergamino.
El 26 de julio de 1986, con motivo de la apertura del proceso diocesano en orden a su beatificación, los restos fueron nuevamente trasladados, en esta oportunidad a la Capilla del Colegio del Huerto de la misma ciudad.
Desde entonces, María Crescencia es visitada a diario por innumerables peregrinos de todo el país y del extranjero, quienes no sólo se acercan a venerar sus restos, sino también a pedirle ayuda y agradecerle por los favores recibidos.
Esta profunda devoción popular determinó que el 3 de octubre de 1990, la Congregación de las Causas de los Santos diera inicio al proceso sobre las virtudes de María Crescencia.
Milagro en Buenos Aires
En 1987, la ciudad de Buenos Aires fue escenario del milagro que permitió confirmar su beatificación. Se trató de la curación de una mujer llamada María Sara Pané, que padecía un severo cuadro de hepatitis aguda, agravada por una diabetes infanto-juvenil. Los médicos diagnosticaron que, si la paciente no era sometida a un urgente trasplante de hígado, sólo le quedarían tres días de vida.
Pero ocurrió algo inesperado.
Una religiosa que visitaba el hospital le acercó a la enferma una estampita con la reliquia de María Crescencia. La mujer la tomó entre sus manos, imploró por su curación y logró sobrevivir a lo que era una muerte diagnosticada por los médicos.
A partir de este milagro, el 19 de diciembre de 2011 el papa Benedicto XVI firmó el decreto de beatificación de María Crescencia Pérez.
Nombramiento y avances
El nombramiento del padre Méndez como nuevo postulador de la causa renueva la esperanza de la pronta canonización María Crescencia.
Comunicar las gracias recibidas a: hermana Angelina Orué, teléfono 011-35723119 o por correo electrónico angelmariafmh@gmail.com.+