Fieles venezolanos honraron a la Divina Pastora por las calles de Caballito
- 15 de enero, 2024
- Buenos Aires (AICA)
Una procesión partió de la parroquia Virgen de Caacupé y recorrió las avenidas Rivadavia, Gaona y Díaz Vélez hasta el santuario de la Virgen de los Dolores, donde Mons. García Cuerva presidió la misa.
Una procesión de fieles venezolanos recorrió varios kilómetros en el barrio de Caballito el domingo 14 de enero en homenaje a la Divina Pastora, advocación mariana muy popular en su país.
La procesión se inició a las 17 en la parroquia santuario Nuestra Señora de Caacupé, en la avenida Rivadavia 4879, y concluyó pasadas las 19.30 en la parroquia santuario Nuestra Señora de los Dolores, avenida Díaz Vélez 4850, donde a las 20 presidió una misa concelebrada el arzobispo de Buenos Aires, monseñor Jorge García Cuerva.
El prelado animó a los fieles que colmaban el templo a no bajar los brazos y señaló que “tenemos una Madre que nos acompaña y no nos va a dejar”.
Dijo que cuando hay algunos que dicen “yo ya no busco nada, estoy desesperanzado, bajo los brazos” les quería pedir que no se cansen. “Ustedes lo que buscan son mejores condiciones de vida, ustedes lo que buscan es trabajo, es paz, una vida mejor para sus hijos.”
En una breve homilía comentó el Evangelio de San Juan, en el que Juan el Bautista, al ver pasar a Jesús, les dice a dos discípulos: “Ese es el Cordero de Dios”. Monseñor García Cuerva dijo que los corderos son animales mansos, buenos, y con eso debemos recordar que Dios es muy bueno, que nos ama mucho.
En segundo lugar, recordó que los judíos llevaban animales –entre ellos, corderos– al Templo para sacrificarlos como ofrenda, y si Jesús es el Cordero de Dios significa que nos ama mucho y entregó su vida en la Cruz por todos nosotros, por cada uno de nosotros.
A media tarde, la procesión partió de la parroquia Nuestra Señora de Caacupé, llevando en andas una imagen de la Divina Pastora (la Virgen María con el Niño en un brazo y el báculo de pastor en otro y con una oveja a sus pies). Hombres y mujeres se fueron turnando para sostener las andas con la imagen venerada, que en Barquisimeto, en el estado de Lara, Venezuela, convoca cada año a una peregrinación de unos dos millones de personas.
Al comienzo no llegarían a 200 personas las que caminaban en Caballito. No faltaba un bebé de tres meses, Samuel, llevado en brazos por su padre, establecido aquí, con su esposa, hace siete años. O algunos chicos que iban en patineta, como los hijos de cuatro y seis años de un matrimonio de Puerto Ordaz, Venezuela, que vive desde 2011 en la Argentina (también iba con ellos una hija mayor, nacida en su país).
Al llegar la procesión a la basílica Nuestra de Buenos Aires, avenida Gaona 1730, se engrosó la marcha con más del doble de fieles que la esperaban allí con otra imagen, más grande, de la Divina Pastora, que sumaron a la manifestación de fe. Esa imagen había estado una semana expuesta en la basílica, habiendo recibido la visita de muchos venezolanos.
Pasando la estatua del Cid Campeador –con la custodia de móviles de la policía metropolitana, que hacían detener parte del tránsito y permitían ocupar por los fieles solamente la mitad de la avenida Díaz Vélez-, la marcha siguió hasta la parroquia santuario Nuestra Señora de los Dolores, que la esperaba con el templo lleno de gente. Se habían agregado muchas sillas a los bancos de esa iglesia, pero de todos modos, muchos fieles quedaron de pie en una iglesia repleta (había incluso algunas sillas colocadas afuera, en el atrio, al aire libre).
Durante la marcha se rezaron muchos Padrenuestros y Avemarías, se cantó una y otra vez un cántico que dice “Hoy el himno te cantan, Señora, los que te aman con tanto fervor”, y hubo repetidas explosiones de entusiasmo con vivas a la Divina Pastora.
Concelebraron la misa con el arzobispo el párroco de Caacupé, presbítero Eusebio Hernández, que acompañó caminando toda la marcha, y el de los Dolores, padre Mariano Zordán MSsCc, que la recibió al llegar.
En la oración de los fieles, todos contestaron al unísono “Aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad”.+ (Jorge Rouillon)
Algunos devotos de la Divina Pastora en la parroquia Nuestra Señora de los Dolores
con el arzobispo de Buenos Aires y el párroco de Nuestra Señora de Caacupé.